Greta Alfaro, el arte del Cataclismo

La exposición ‘En las alas de un murciélago’ de Greta Alfaro estará abierta al público de forma gratuita del 16 de octubre de 2020 y hasta el 22 de enero de 2021, de 11:00 a 14:00 horas, de lunes a viernes, en la Sala Universitas del Edificio Rectorado y Consejo Social de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Organiza el Vicerrectorado de Cultura de la UMH.

¿Qué había en las alas de un murciélago, para que después se lo pasara al pangolín y el planeta entero se haya sumido en una crisis? Aunque ‘En las alas de un murciélago’ contiene distintas obras de la artista Greta Alfaro (Pamplona, 1977), elaboradas a lo largo de de los últimos quince años, no se trata de una mera retrospectiva. Según señala la comisaria de la muestra, Isabel Tejeda, las muestras reflejan un discurso acorde con el advenimiento de la pandemia y la reclusión, “un relato alternativo que refleja el estupor y la incertidumbre que estábamos sufriendo”. Para Tejeda, la idea de ‘cataclismo’, que ya estaba muy presente en la obra de Alfaro, se actualizaba día a día durante los días de encierro. 

La nueva normalidad y la emergencia latente de otro confinamiento se convierten en el contexto social y el telón de fondo en el que se inserta una exposición de obras con un carácter visionario. La muestra se compone de vídeos como Decimocuarta estación (2019), In Ictu Oculi (2009) o El cataclismo nos alcanzará impávidos (2015), piezas fotográficas como Invención #4 (2012) o Fall On Us, And Hide Us #2 (2011) e instalaciones como Budapest y Viena (2007), que tejen toda una suerte de mapa con referencias al barroco, a la decadencia de las potencias coloniales y a los ecos de épocas pasadas barridas por pandemias.

Greta Alfaro se siente vinculada a los surrealistas y es una artista visual inmensamente sensorial que elige temas personales. Quiere generar un intercambio entre ella y las personas que le rodean. Por eso, detrás de su obra, siempre hay proceso de investigación y reflexión. El hecho de que utilice el vídeo como lenguaje en muchas de sus obras aporta un apellido al mensaje, el paso del tiempo. Y lo que ella llama el “momento bisagra”, en el que la realidad puede cambiar de un plano a otro.

Para el espectador que se enfrenta a la obra de Alfaro no es necesario salir del propio mundo cotidiano para explorar nuevos puntos de vista. Siempre hay algún elemento familiar que le ancla a la realidad, a partir del cual puede empezar a interactuar con la obra. Con frecuencia, el espectador se encontrará reflexionando sobre aspectos concretos del pasado colectivo. Porque Greta Alfaro sabe conectar el imaginario público con aquellas ideas que se olvidaron o que nunca se quisieron debatir. En ‘Decimocuarta estación’ (2017, beca Multiverso de la Fundación BBVA), utiliza el lenguaje conocido del wéstern y la Semana Santa para invitar a la reflexión sobre  la idea fallida del progreso. El espectador recorre, en primera persona, las vías abandonadas del tren, creadas con el sudor del pueblo e invadidas ahora por la naturaleza que reclama su territorio. Le interesa la decadencia de los entornos: lo que pudo ser, lo que pudo haber sido. Según Alfaro, el ferrocarril, como símbolo de la Revolución Industrial, encarna una idea fallida de progreso, el inicio de la catástrofe humana y medioambiental unida al desarrollo técnico y a los minerales fósiles.

El concepto de lo comestible como obra estética, ritual y proceso destructivo conecta con su manera de trabajar. Greta Alfaro utiliza un lenguaje plenamente creativo para comunicar la capacidad de destrucción de la humanidad.  Invención #4 es una fotografía de gran formato que muestra la instalación de la artista en el museo Ex-Teresa Arte Actual de México DF. Con la colaboración de la chef mexicana Martha Sánchez, Greta Alfaro creó un templo de estética barroca hispana a base de 400 kilos de merengue de clara de huevo y azúcar. La obra fue disfrutada con la vista y el gusto por los visitantes, que no podían resistirse a probar las paredes. La comida, los rituales, lo artificial y lo efímero se unen en esta obra que transforma el significado del consumo del arte y la imagen.  En In ictu oculi (‘En un abrir y cerrar de ojos’) el banquete preparado para unos comensales ausentes será destrozado por una bandada de visitantes tan imprevisibles como inevitables, dado el contexto de la celebración.


Cataclismo y bodegones barrocos, una conversación con Greta Alfaro e Isabel Tejeda

P. El Barroco está muy presente en su estética y, en particular, el bodegón. 

ISABEL TEJEDA: El trabajo de Greta Alfaro tiene una relación constante con el imaginario barroco, una época con ciertas similitudes a la actual, una época de crisis, con tiempos en suspensión. Y ella lo recupera dándole la vuelta a todo ese imaginario y poniéndolo al día. De repente, muchas de sus obras que miran al Barroco o a la crisis de 2008, han cobrado más sentido aún en este momento. Y, de alguna manera, en esta exposición en concreto, todo gira alrededor de esta pieza que está escondida.

GRETA ALFARO: El título es ‘El cataclismo nos alcanzará impávidos’ y, sí, así nos ha alcanzado, impávidos, en ese contexto. No se refiere tanto a que no nos importe, sino a que no somos capaces de reaccionar, de alguna manera. El título viene de una cita de Horacio que utilizó muchísimo en el barroco y también se utilizaba sobre todo para para hablar de los mártires cristianos que se inmolaban cuando iban a evangelizar y morían y, bueno, el cataclismo lo aceptabas y lo asumías como inevitable y como parte de la existencia.

Si fractus illabatur orbis

impavidum ferient ruinae

(Horacio, Odas III, 3,7–‐8) 

En este caso, es una pieza de vídeo con un bodegón muy, muy ostentoso basado en los bodegones barrocos holandeses. A diferencia de los bodegones españoles del barroco, que son espirituales y muy austeros, los bodegones holandeses reflejan el enlazamiento de una burguesía por primera vez que está deseando mostrar lo que tiene y el poderío material.

En ‘El cataclismo nos alcanzará impávidos’ el bodegón refleja todos los estratos de la naturaleza, todos muertos y sometidos al humano. Están los animales de cielo, mar y tierra. Están todo tipo de elementos vegetales. Y, todo ahí, muerto y decadente. Este bodegón está siendo atacado, primero sutilmente, hasta que acaba con una violación, por un hombre desnudo que nunca vemos la cara. En realidad, lo que más vemos es su pene. Es un pene agresivo. Es un deseo agresivo que destroza. Es una ansiedad que no acaba ni en un orgasmo ni en una eyaculación, por lo cual no podríamos hablar de pornografía. Es simplemente una expresión de una ansiedad destructiva inacabable. Y el ser humano está representado por el género masculino, que es el que ha mantenido el poder durante todo esta historia nuestra de destrucción ecológica, social…

ISABEL TEJEDA: Podríamos hablar del patriarcado, incluso.

GRETA ALFARO: Sí, totalmente. Es una representación del patriarcado. Con la obra hablo de violación, aunque en realidad es un plato de comida. Porque sí es una violación al mundo. Es una apropiación violenta e incluso exenta de placer.

ISABEL TEJEDA: De nuevo, es un recurso gramatical de representación, proveniente del barroco. Es decir, los objetos no están ahí representándose a sí mismos.

GRETA ALFARO:  Sí, todo es alegórico. La figura humana es alegórica. El órgano sexual es alegórico. Y todo lo que está representado en el banquete, en el bodegón, es alegórico también. Esa representación sobre la mesa, esa disposición, es una representación de lo doméstico, de la alimentación, etcétera.

Fuente: http://gretaalfaro.com/work/elcataclismo/elcataclismo4.html

La pieza también juega con el elemento barroco de las diferentes ventanas. De pronto la propia imagen es una ventana a otras cosas. En el fondo de la imagen, casi ocultas, hay dos chicas grabando con un teléfono móvil, que es otra ventana que se proyecta al mundo contemporáneo. Aquí tenemos solamente la pieza de vídeo. Pero el proyecto completo incluye una serie de teléfonos móviles en los que esa imagen se ha compartido a través de WhatsApp, la imagen de vídeo grabada por ella. De manera que esa ventana barroca se multiplica, poniendo otra vez en contacto esta manera de entender el mundo y la relación del mundo con la imagen, con el mundo contemporáneo.

P. Una vez más, aprovecha un formato al que los espectadores podemos estar acostumbrados como el bodegón, para introducir, casi como un caballo de Troya, lo táctil, en un lenguaje que para la mayoría de nosotros es meramente pictórico. ¿Cómo planifica, como artista, la multisensorialidad de sus obras?

GRETA ALFARO:  Es que nosotros venimos de una cultura, la cultura católica, que es muy sensorial. La primera experiencia artística de casi todas las personas de una cierta generación, ya las más jóvenes no, era la iglesia. En la iglesia es donde uno veía la pintura, veía la escultura, oía música, olía el incienso… El Barroco también lo enlazo por aquí. Nosotros tenemos una experiencia de lo que es lo grandioso, lo estético, lo bello, lo místico, que está muy ligada a una experiencia sensorial enorme, de todos los sentidos. Es verdad que, al lado de eso, un bodegón es demasiado plano. Por otro lado, un bodegón es un lenguaje que tal vez ya no nos apela a nosotros. En nuestra generación, en el mundo en que vivimos, es una imagen demasiado estática, demasiado plana. Cuando en otros tiempos aquello era la representación de la realidad, para nosotros se ha convertido ya en un lienzo con pinceladas. Aunque nosotros seguimos comiendo, seguimos teniendo casas o vivimos haciendo “ostentación de”. La manera de actualizar todo esto es utilizar medios que entendemos mejor y que podemos enlazar mejor con nuestra propia vida.

P. Pero, ¿realmente entendemos las imágenes, como consumidores, en nuestro día a día? ¿Hasta qué punto las consumimos sin ser plenamente conscientes de lo que entendemos de ellas?

GRETA ALFARO: Entender racionalmente, no. Ese es el problema que tiene hoy la imagen, que la tiene desde el Barroco: el sometimiento de la gente a través de la imagen, crear una sobredosis de imagen desde los estratos del poder -sea la Iglesia, sean las multinacionales, sea lo que sea en cada momento – sin dejar espacio para el pensamiento crítico. En otros momentos se podía achacar al analfabetismo, por ejemplo. Hoy en día no somos analfabetos, pero tenemos tal sobredosis de imágenes que no hay espacio para analizarlas. Y la educación que se nos da está muy basada en el texto y es muy difícil llegar a analizar lo que se te está ofreciendo.

P. ¿Cómo puede enfrentarse un artista visual a un mundo sobrecargado de imágenes, a una competencia tan voraz por atraer la mirada y la atención?

GRETA ALFARO: Como artista, tienes una responsabilidad también en esto.  Porque cómo compites con ese tipo de imágenes sin caer en ellas y sin caer en otra cosa que sería muy elitista que no es entendible. Entonces, si el arte que puede promover pensamiento crítico se vende como ininteligible o como inaccesible o como elitista, pues también es un recurso que está ahí y está al alcance de todo el mundo, que está desaprovechado.

ISABEL TEJEDA: Los propios centros artísticos han generado un gran cambio de paradigma en este sentido. Ya es muy difícil que te vayas a encontrar guías, sobre todo en los museos de arte contemporáneo. Encuentras mediadores y mediadoras, que es una manera totalmente distinta de enfrentarse a los públicos. El guía lanza, hay un emisor y hay un montón de receptores que absorben aquello que se dice. El mediador, no. El mediador dialoga. Está, de alguna manera, propiciando la reflexión.

P. En España, en Europa en general, ¿tenemos un diálogo sano con nuestro pasado? 

GRETA ALFARO:  Hay un discurso de la historia de España formado desde la derecha, muy imperialista que, si en otros países de Europa -aunque sea superficialmente- se está intentando hacer una revisión un poco más justa y equilibrada con el resto del mundo, en España está costando muchísimo porque todavía se vive como un orgullo, como algo grande. Por no hablar de la historia reciente del siglo XX. Somos un par de generaciones educadas en la ignorancia absoluta. Enfrentar el presente y enfrentar el futuro en una sociedad que bebe del pasado sin conocerlo, que repite esquemas y paradigmas sin ser consciente de ello, es muy peligroso, es terrible.


La muestra, organizada por el Vicerrectorado de Cultura de la UMH, se suma a la iniciativa de realizar un proyecto expositivo anual con una galería de arte de la Comunidad Valenciana con la finalidad es acercar la Universidad a la especificidad del mercado artístico. De este modo, se pretende contribuir a la divulgación y proyección de la cultura y la producción artística desarrollada en el territorio, así como dinamizar el turismo cultural en la ciudad de Elche y en el contexto universitario. En esta ocasión, el proyecto se ha realizado en colaboración con Galería Rosa Santos (Valencia), quien representa el trabajo de Greta Alfaro.  


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