El ‘cerebro de embarazada’ existe y éstos son los cambios que se producen

El embarazo es un momento de cambios, en todo el cuerpo y, particularmente, en el cerebro. Estos cambios tienen un propósito muy claro desde una perspectiva evolutiva: preparar a la madre para cuidar de su bebé. Popularmente, se habla del ‘cerebro de embarazada’: el despiste, la obsesión por la limpieza, el aumento del estado de alerta, la agudización del olfato… Pero, ¿qué ocurre exactamente en el sistema nervioso central antes y después del nacimiento del bebé?

El cerebro se prepara para la maternidad

Para que un embarazo sea exitoso, el cuerpo de la madre tiene que adaptarse de varias maneras: ayudar al crecimiento y desarrollo del bebé, protegerlo de posibles problemas, facilitar el parto en el momento adecuado y asegurarse de que la madre pueda cuidar bien al bebé después del nacimiento. Muchas de estas adaptaciones son coordinadas por el cerebro, principalmente a través de cambios en los sistemas neuroendocrinos, impulsados por las hormonas del embarazo. En cambio, durante la lactancia, las adaptaciones en el cerebro de la madre se mantienen gracias a los estímulos externos del bebé. Estos cambios durante el embarazo no siempre son inofensivos y pueden predisponer a la madre a trastornos del ánimo postparto.

Menos materia gris

Primero, vamos a hablar sobre lo que sucede en el cerebro. Durante el embarazo, hay una reducción en el volumen de la materia gris en ciertas áreas del cerebro, especialmente en las que se ocupan de la cognición social. Aunque suene alarmante, no significa que las mujeres pierdan capacidades cognitivas. En realidad, es un proceso de ‘poda sináptica’ que hace que las conexiones neuronales sean más eficientes. Este refinamiento neural es esencial para que la madre sea más empática y responda mejor a las necesidades de su bebé.

Una zona particularmente afectada es la corteza prefrontal medial, que está involucrada en entender y predecir los pensamientos y emociones de otros. Esto es clave para crear un vínculo fuerte entre madre e hijo. De hecho, las mujeres embarazadas muestran una mayor activación en esta área cuando ven imágenes de bebés, especialmente los suyos.

Estos cambios están impulsados por las hormonas del embarazo, como el estrógeno y la progesterona. Estas hormonas no solo preparan el cuerpo para el parto, sino que también remodelan el cerebro. Por ejemplo, el estrógeno puede promover la neurogénesis y la sinaptogénesis, procesos vitales para el desarrollo de nuevas conexiones neuronales. Además, los niveles de oxitocina aumentan significativamente durante el embarazo y el posparto, lo que fortalece el vínculo emocional entre madre e hijo y facilita comportamientos maternales como la lactancia y la protección.

El ‘cerebro de embarazada’ y la evolución

Desde una perspectiva evolutiva, estos cambios son una ventaja. Las mujeres cuyos cerebros se adaptaban mejor a la maternidad probablemente tuvieron más éxito en criar a sus hijos hasta la edad reproductiva, asegurando la perpetuación de sus genes. Es decir, la evolución ha favorecido a las madres con cerebros optimizados para cuidar a sus bebés.

Además de los cambios estructurales y hormonales, también se observan alteraciones en la red de conectividad del cerebro. La conectividad funcional entre diferentes regiones del cerebro se reorganiza para apoyar mejor las demandas de la maternidad. Por ejemplo, las conexiones entre la amígdala -que regula las emociones- y la corteza prefrontal -involucrada en la toma de decisiones y el control de impulsos- se fortalecen. Esto puede ayudar a la madre a manejar el estrés y mantener la calma en situaciones desafiantes, esenciales para cuidar de un recién nacido.

¿Menos memoria o más especializada?

Otra área que se ve afectada es el hipocampo, crucial para la memoria y el aprendizaje. Aunque se observa una reducción en el volumen del hipocampo durante el embarazo, esto no implica una disminución en la capacidad de memoria. Más bien, puede reflejar una especialización en la memoria relacionada con el cuidado del bebé, como el reconocimiento de su llanto y sus patrones de comportamiento. Esta adaptación es vital para responder de manera efectiva a las necesidades del niño.

Además, los cambios en el cerebro de las mujeres embarazadas también pueden influir en la percepción y la atención. Las madres suelen desarrollar una mayor sensibilidad a las señales del entorno que podrían representar una amenaza para su bebé, aumentando así la protección y seguridad del niño. Esta hipervigilancia es otro ejemplo de cómo las modificaciones cerebrales durante el embarazo están diseñadas para mejorar la capacidad de cuidado y protección.

Los efectos a medio y largo plazo: menos envejecimiento del cerebro

Todavía se está estudiando si los cambios que se producen en el cerebro durante el embarazo se mantienen durante toda la vida. En un estudio de resonancia magnética realizado con mujeres que habían estado embarazadas y mujeres que no, se podían apreciar diferencias en el volumen de materia gris hasta seis años después del parto. Otro estudio reciente, con datos de 19,787 mujeres de mediana y avanzada edad, encontró que aquellas con más hijos mostraban signos de envejecimiento cerebral menos aparentes, especialmente en regiones como el accumbens, crucial para el comportamiento maternal. Aunque se necesitan estudios a largo plazo, estos hallazgos sugieren que los cambios que se producen en el cerebro durante el embarazo y el posparto pueden durar décadas.

La comunidad investigadora sigue diseñando nuevos experimentos que les permitan distinguir los cambios intrínsecos del sistema nervioso de aquellos que tienen que ver con las circunstancias de la maternidad: dormir menos, el estrés, los cambios en el estilo de vida…

Los cambios en el cerebro de las mujeres embarazadas son complejos y multifacéticos. Estos incluyen modificaciones estructurales, hormonales y de conectividad funcional, todas profundamente arraigadas en la evolución. Estas transformaciones optimizan las habilidades maternas, asegurando la supervivencia y el bienestar de la descendencia. Entender estos cambios no solo nos da una visión más profunda de la neurobiología del embarazo, sino que también destaca la increíble capacidad del cerebro humano para adaptarse a las necesidades biológicas y sociales de la maternidad.

Para aprender más sobre los cambios que se producen en el cerebro de la mujer embarazada, te recomendamos echar un vistazo al Trabajo de Fin de Grado de la Alumni UMH y egresada en Medicina María José Martínez Gandía: https://dspace.umh.es/handle/11000/29562

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