La farmacocinética permite ajustar los tratamientos médicos sin necesidad de hacer pruebas con el paciente

La farmacocinética poblacional es la disciplina que persigue encontrar modelos matemáticos que predigan cómo se va a comportar un fármaco en el organismo; en qué medida se ve afectado y cómo se procesa. Por tanto, la aplicación directa, desde el punto de vista clínico, es la optimización terapéutica. La profesora  de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche Marival Bermejo, responsable del Grupo de Absorción Intestinal y Farmacocinética, afirma que “esta práctica proporciona herramientas que permiten determinar cuál es la mejor dosis y en qué momento del día se debe administrar, dado un paciente concreto”.

Esta actividad se inició en los años 50, pero sus posibles aplicaciones no se están explotando al cien por cien. Sin embargo, la farmacocinética presenta muchas ventajas. Por un lado, permite la simulación de ensayos clínicos para encontrar el mejor diseño y las mejores condiciones para garantizar el éxito. “Antes dedesarrollar un ensayo clínico, que es un proceso que hay que hacer con voluntarios sanos y/o pacientes –con todas las implicaciones éticas y económicas que conlleva- se ha de obtener una garantía de éxito”, argumenta Bermejo.  Por otro lado, en la práctica clínica, estas herramientas se trasponen a otras que el profesional puede utilizar para, una vez establecido el tratamiento, decidir si la dosis es adecuada con un criterio sólido.

 

Simulación con Monolix de las concentraciones plasmáticas de fármaco (izquierda arriba) y los efectos farmacológicos con dos pautas diferentes (dosis e intervalo de administración) para seleccionar la más adecuada.
Simulación con Monolix de las concentraciones plasmáticas de fármaco (izquierda arriba) y los efectos farmacológicos con dos pautas diferentes (dosis e intervalo de administración) para seleccionar la más adecuada.

 

Por tanto, estos ensayos se dirigen tanto a compañías farmacéuticas como a médicos y especialistas de la salud. “El problema de la farmacocinética reside en que se utilizan muchas herramientas de modelo y simulación que no son muy aceptadas todavía en la práctica clínica”, puntualiza Marival Bermejo. Hay áreas, como la fabricación de vehículos y aviones, en las que este proceso está muy asumido. Sin embargo, en medicina todavía cuesta que penetre  la idea de que en base a un modelo matemático se puede predecir mejor la dosis a administrar y el diseño de tratamiento. “La industria farmacéutica, desarrolladora de medicamentos, acepta poco a poco esta idea y es la que puede dar el impulso a la práctica de la farmacocinética”, apunta Bermejo.

Una vez al año, los especialistas y las grandes compañías farmacéuticas se reúnen en el Congreso “Grupo de modelización farmacocinética poblacional” (PAGE, en sus siglas en inglés, 23 meeting of the Population Approach Group in Europe) para poner en común software de optimización y compartir conocimientos. Este año,  se ha celebrado en Alicante, con la participación de 600 profesionales del sector,  y ha sido organizado por el Área de Farmacia y Tecnología Farmacéutica del Departamento de Ingeniería de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.

 

Lorena Santos

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