El profesor de la UMH Luis Martínez Otero revela cómo la visión engaña al cerebro

El profesor de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche e investigador del Instituto de Neurociencias (IN), centro mixto UMH y Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Luis Miguel Martínez Otero impartió una ponencia sobre cómo el cerebro engaña al ser humano cuando interpreta la realidad, debido a las limitaciones físicas de la visión. “El cerebro solo percibe la información que le envía la retina. Ver no consiste en transmitir imágenes, sino en procesar datos y generar una representación interna del mundo”, puntualizó Martínez en la VIII Edición de la Semana de la Ciencia.

Las personas reciben alrededor de 70 gigabytes de información por cada ojo. “Lo que equivaldría a mirar 70 películas de cine con sus imágenes, diálogos y bandas sonoras por segundo”, matizó el investigador del IN. Por ello, el cerebro procesa y selecciona los datos. La atención se convierte en el filtro más importante, ya que cuando los seres humanos se centran en un aspecto concreto, no perciben las cosas que acaecen a su alrededor.  Además, solo ven con nitidez aquello que están observando.

Martínez Otero especificó que las personas poseen, aproximadamente, 105 megapixeles en cada ojo: “Al igual que ocurre con los dispositivos tecnológicos, el cerebro envía la información comprimida para que los mecanismos neuronales se encarguen de descomprimirla”. Por una parte, en el ojo se ubica la zona central denominada fóvea, cuya finalidad consiste en detectar todos los detalles de una imagen. Está poblada por pequeñas células con campos receptores. Por otra, se sitúa la zona periférica compuesta por células grandes, pero de baja resolución. El investigador del IN señala que las personas serían declaradas invidentes, si solo vieran por la zona periférica.

El profesor de la UMH constató que ver es un proceso creativo: “No existe una única célula para cada concepto. La información que los seres humanos acumulan durante toda su vida, les permite crear una enciclopedia individual e intransferible de imágenes y de datos”. Un ordenador es capaz de realizar una operación matemática compleja en menos de un segundo. Sin embargo, una persona puede reconocer una cara dentro de un conjunto en una fracción de segundo. “La función del cerebro no consiste en representar fielmente el entorno, sino en que los seres humanos puedan interaccionar con el mundo que les rodea”, destacó Martínez Otero.

 

Patricia Santos

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