Aprender para volar

El Grupo de Ecología y Conservación de la Biodiversidad de la UMH ha iniciado un proyecto de seguimiento de la cerceta pardilla, pionero en el mundo

Poco se sabe sobre una de las aves anátidas más amenazadas en Europa. La cerceta pardilla (Marmaronetta angustirrostris) ha sido uno de los patos más comunes en las Marismas del Guadalquivir y en los humedales suralicantinos, zonas que contaban con una importante población nidificante durante el pasado siglo. Durante las últimas décadas, la importancia relativa de la población valenciana ha aumentado, debido a las sequías y al drenaje temprano de las zonas aptas de las Marismas del Guadalquivir, llegando a representar entre un 80% y un 90% del total nacional. España cuenta con la mayor población europea de Cerceta pardilla, aunque en los últimos años se ha producido un brusco descenso, sobre todo en las parejas reproductoras.

Debido al declive poblacional, el criterio para la conservación de la especie ha cambiado, ha pasado a estar catalogada en peligro de extinción a nivel nacional y como vulnerable a escala mundial, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), por lo que las actuaciones encaminadas a la preservación de la especie van en aumento desde los últimos años. El Grupo de Investigación de Ecología y Conservación de la Biodiversidad de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, con la participación de la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente de la Generalitat Valenciana, ha iniciado un proyecto de marcaje y seguimiento pionero en el mundo. Se han liberado 24 ejemplares en el Parque Natural de El Hondo, cinco marcados con emisores satélite y el resto con anillas de lectura a distancia. A nivel mundial, es la primera vez que se pueden seguir ejemplares de cerceta vía satélite.

El proyecto, cofinanciado por la Fundación Biodiversidad y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, tendrá una duración de un año. “Si los animales sobreviven, ya que la tasa de mortalidad es elevada, los emisores pueden estar funcionando hasta tres años, por lo que esperamos poder ver dónde se desplazan y dónde vuelven en primavera, la época de reproducción, si vuelven al Hondo, a otros humedales de la costa levantina o a Andalucía, por ejemplo”, explica el profesor del Grado en Ciencias Ambientales de la UMH y uno de los responsables del proyecto Francisco Botella.

La cerceta pardilla no parece mostrar unos patrones fijos de invernada. La población europea, presente sobre todo en la región mediterránea occidental, se distribuye entre la costa de Levante y el norte de África. La anátida suele invernar en la zona del Magreb, aunque en los últimos años también se han visto en los humedales suralicantinos. “No tienen un comportamiento migratorio clásico, más bien actúan como nómadas. Sabemos que algunos ejemplares han pasado el invierno en El Hondo, otros años no queda ninguno, depende de las condiciones, de la disponibilidad de agua y de recursos”, asegura Francisco Botella.

Las condiciones ambientales parecen ser una de las causas del declive poblacional

Gracias a este marcaje satelital pionero, se podrá saber un poco más sobre los patrones migratorios de la cerceta. Una de las posibles causas del aumento de mortalidad en la especie puede ser las condiciones ambientales de las zonas comunes de invernada, sobre todo el área del Magreb. “Probablemente, las muertes se produzcan en esa zona, pero no lo sabemos con seguridad”, aclara el profesor de la UMH.

Además de las particularidades de la especie, los ejemplares liberados para el estudio han sido criados en cautividad en el Centro de Conservación de la Fauna “La Granja” de El Saler, avalado por la Estrategia Nacional de Conservación de la Especie. El proyecto empezó en 2011 con individuos de cerceta recogidos también en El Hondo. “Al ser animales que vienen de una crianza en cautividad, necesitan un periodo de aclimatación, se utiliza un sistema llamado de hacking y se hace una suelta blanda”, asevera el profesor del Grado en Ciencias Ambientales de la UMH y, también, uno de los responsables del estudio Juan Manuel Pérez. El periodo dura unas dos semanas, en las que se introduce al animal en una jaula en el agua que permite algo de vuelo en el interior. La jaula se abre a los siete días más o menos, aunque se mantiene el aporte alimenticio que disminuye de forma gradual hasta que el ave es independiente. “Garantizamos que durante el periodo de aclimatación sobreviven, que es muy importante”, asegura Juan Manuel Pérez.

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La jaula de hacking se construye en una zona con tierra y agua, ya que estas aves no necesitan aguas profundas para sobrevivir. Están perfectamente adaptadas a las aguas someras, de poca profundidad. Esto afecta a la época de reproducción de la cerceta pardilla, ya que suele iniciarla bastante más tarde que el resto de anátidas. “En estas zonas áridas y semiáridas, se acercan mucho a la época de máxima insolación y evaporación, en la que los humedales pueden registrar mínimos o ausencia de agua”, explica Francisco Botella. Al reproducirse también en aguas someras, las primeras en desaparecer cuando las temperaturas son muy elevadas, pueden surgir problemas en su reproducción.

Aunque no se sepa mucho sobre el declive de la especie, todo parece apuntar a las condiciones ambientales, tanto de las zonas de invernada como de reproducción, como una de las causas principales. “Tiene que ver con los niveles de agua de los humedales, hay una relación segura”, afirma el investigador Francisco Botella.  Por esta razón, desde 2011 se lleva a cabo otro proyecto relacionado en las fincas públicas y privadas de El Hondo. Se realizan tareas de limpieza y mejora de las aguas con el objetivo de mantener los niveles hídricos y crear áreas lagunares. Este proyecto de mejora durará hasta 2015 y está cofinanciado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, vía fondos FEDER de la Unión Europea, y la Generalitat Valenciana.

Tres planes de acción destinados a la conservación de la cerceta pardilla que pueden frenar la tendencia regresiva de la especie durante los últimos años. Pero para poder gestionar una especie, se necesita todo el conocimiento sobre ella. Este es el principal objetivo del proyecto del Grupo de Ecología y Conservación de la Biodiversidad de la UMH. “Podemos pasar la vida soltando y criando cercetas, pero si no somos capaces de identificar las causas de su declive, probablemente sea un esfuerzo estéril”, asegura Francisco Botella.

 

MCarmen Alabort

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