La terapia a pacientes y familiares que resulta efectiva para superar los trastornos de la conducta alimentaria

El proyecto ECHOMANTRA, una terapia en investigación que tiene en cuenta tanto a los pacientes como a sus familiares, empieza a dar frutos contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria


La profesora de Psicología de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche Yolanda Quiles ha sido una de las encargadas de realizar la adaptación española de la innovadora terapia ECHOMANTRA. Esta terapia, nacida en Londres (Reino Unido), está enfocada a pacientes con Trastornos de la Conducta Alimentaria y a sus familiares. Pese a estar aún en fase de investigación, empieza a dar resultados positivos.

Yaiza es una adolescente de quince años, promesa de la natación y uno de los pilares de su familia. Pero un día se lesionó la rodilla. A su vez, la COVID-19 se propaga por el mundo. Acostumbrada a la actividad física constante, le preocupa engordar ahora que no tiene posibilidad de hacer tanto deporte. Por ello, empieza una dieta vegetariana, come cada vez menos y aumenta el ejercicio físico en casa. Empieza a perder mucho peso, pero ella relaciona su delgadez con la atrofia muscular en la pierna lesionada. Por otra parte, su madre María siente culpabilidad e incertidumbre por la situación de su hija. También, sobre cuál es realmente el problema.

Tras pasar por diferentes especialistas, la Unidad de Salud Mental Infantil y Adolescente diagnostica a Yaiza de Anorexia Nerviosa Restrictiva, según los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V). El personal sanitario propone su hospitalización, pero sus padres optan por un centro de día especializado en Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA). Es allí donde se pone en marcha el proyecto ECHOMANTRA, una terapia reciente basada en la intervención en las pacientes con trastornos de la alimentación, como la anorexia o la bulimia, y también en su entorno familiar más inmediato que está dando buenos resultados.

Esta nueva terapia nace tras la fusión de las terapias ECHO y MANTRA en el King’s College de Londres. La directora del Grupo de Investigación e Intervención en TCAs de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, Yolanda Quiles, se ha encargado de la adaptación del programa ECHOMANTRA a la población española.  Actualmente se encuentra en fase de investigación y se aplica como tratamiento complementario a la terapia habitual. Desde el Centro de Recuperación Emocional y Alimentaria (Centro CREA), una spin-off de la UMH liderada por las profesoras Mª José Quiles y Yolanda Quiles, se ha aplicado a unas 80 familias. La de Yaiza y María, pese a tratarse de pseudónimos, son un ejemplo real de una de esas familias.

Las ocho sesiones del tratamiento

Una vez Yaiza ingresó en el centro de día, su caso fue propuesto para el programa ECHOMANTRA. El proyecto se basa en el acompañamiento de familiares y pacientes que presentan un Trastorno de la Conducta Alimentaria. A lo largo de seis meses, madre e hija han realizado ocho sesiones individuales con contenidos del ECHO y del MANTRA. El ECHO es la parte enfocada a los familiares, por sus siglas en inglés de Cuidadores experimentados que ayudan a otros. El MANTRA, de las siglas inglesas de Modelo Maudsley de tratamiento de la anorexia nerviosa en adultos, es la parte relacionada con los pacientes.

Para la realización de la terapia, madre e hija han recibido un Cuaderno del Paciente y del Cuidador.En este cuaderno, dividido en ocho partes, una por cada sesión, hay ejercicios de reflexión que Yaiza y María deben trabajar antes de cada reunión. Los principales objetivos de esta terapia son facilitar que el tratamiento de Yaiza siga en su casa después de haber asistido al centro de día y enseñarle a ella y a su madre a afrontar las situaciones que la anorexia nerviosa puede originar.

El tratamiento ECHO ha buscado reducir conductas o comentarios que María pudiese hacer y que, de manera involuntaria, potenciasen o provocasen conductas que mantuviesen el problema de Yaiza. La psicóloga Yolanda Quiles nos pone el siguiente ejemplo: “A veces, las pacientes hacen preguntas relacionadas con las calorías de la comida, con qué engorda más y qué menos, etc. Y los familiares, sin darse cuenta de la situación, dan respuesta a esas preguntas. A veces, el simple hecho de seguir con la conversación hace que la enfermedad vaya creciendo de manera inconsciente. Es como que está presente. Entonces, a lo largo de la terapia se les enseña a los padres a detectar esas situaciones en que, de manera totalmente involuntaria, dan espacio a la enfermedad. Una vez que son conscientes de esas acciones se les ofrece herramientas para poder actuar de una manera más adecuada”.

La terapia también ha buscado aumentar la confianza de María en sí misma y en sus decisiones por lo que respecta al cuidado de su hija. Otro de los objetivos de esta parte de la intervención ha sido reducir la sobre implicación emocional de los familiares y el impacto que la enfermedad puede tener sobre ellos. Por ejemplo, María al principio de la terapia no entendía qué sucedía con su hija, le afectaba mucho verla irascible o evitar comer con ellos. Y durante la terapia entendió que no se trataba de un problema que ella hubiese causado o que su hija no quisiese estar con ella, sino que estaba enferma.

La parte del MANTRA, enfocado a la paciente, se ha centrado en motivarla a un cambio de conducta que sea sano para ella misma. A la vez, se ha buscado reducir la posibilidad de recaídas, de manera que la calidad de vida de Yaiza mejore. Además, esta parte del tratamiento intenta reducir las conductas perfeccionistas de Yaiza. Este último aspecto se trata de un rasgo de la personalidad que, según explica Quiles, es un factor de riesgo en cuanto a TCAs. Una persona con anorexia o bulimia puede llegar a tener unos niveles muy altos de exigencia. Uno de los objetivos de esta parte de la terapia MANTRA es ofrecer a Yaiza las herramientas suficientes para tomar decisiones y resolver problemas por sí misma.

Los resultados del tratamiento han demostrado la eficacia de ECHOMANTRA para los pacientes y para sus familiares. Todos los aspectos que se han buscado mejorar a lo largo de la terapia se han evaluado mediante unos cuestionarios, que han realizado madre e hija, desde el ingreso en ECHOMANTRA, así como a través de su seguimiento por parte de los/las profesionales que las atienden.

Vuelta al día a día después del tratamiento

Los resultados demuestran un progreso positivo y mantenido a lo largo de todo el proceso. Por ejemplo, Yaiza ya no hace ejercicio excesivo tres días a la semana, sino uno. Su Índice de Masa Corporal, pese a no llegar a las 18.5 kg/m² recomendables ha aumentado de los 14,50 kg/m² a los 16,90 kg/m², lo que indica un progreso positivo. Además, se ha conseguido que la paciente aumentase su motivación por cambiar. Es decir, que el cambio hacia su mejora fuese voluntario y activo por su parte. Ese cambio de actitud, se ha evaluado con dos preguntas: ¿En qué medida es importante para ti cambiar? ¿Cuánta confianza tienes en tu capacidad para cambiar? Las respuestas a estas preguntas, en una puntuación sobre 10, han mejorado después de la intervención respecto a los inicios. De hecho, todos los parámetros evaluados muestran mejoras, excepto su perfeccionismo.

La directora del Centro CREA, Yolanda Quiles, explica que el perfeccionismo es un factor de riesgo en función de cómo se oriente. “El problema es cuando lo orientamos hacia metas inalcanzables que van en contra de nuestra salud”, explica la profesora de Psicología de la UMH, “hay muchas personas que son muy perfeccionistas y no por eso desarrollan un TCA”, añade.

El perfeccionismo implica que una persona se impone a sí misma unos niveles elevados de rendimiento, acompañado de una autocrítica constante hacia sus propios comportamientos. En el programa ECHOMANTRA, esta característica se ha medido con la Escala de Perfeccionismo en Niños y Adolescentes. Así, se puede cuantificar cuánto Yaiza se impone a sí misma, lo que cree que los demás esperan de ella y lo que ella espera de los demás. Según esta escala, Yaiza ha aumentado sus niveles de perfeccionismo, es decir, después de ECHOMANTRA se exige todavía más que antes. Pese a este aspecto, la terapia ha mejorado la calidad de vida de la joven: Yaiza ha pasado de sufrir unos niveles de depresión y ansiedad graves, a moderadas.

Los resultados del ECHO también son positivos. Por ejemplo, María ya no deja que su hija coma sola. Al principio de la enfermedad, la joven pedía comer sola “porque el ruido que hacéis comiendo me molesta” o “porque no me gusta que me veáis comer”. Sin embargo, pese a no hacerlo con mala intención, como Quiles explica: “Yaiza se estaba quedando sola con su enfermedad” y evitar eso es imprescindible. Después de los ocho meses de ECHOMANTRA, María tiene más seguridad y confianza en sí misma a la hora de tomar decisiones relacionadas con el cuidado de su hija. Otra mejora ha sido la actitud crítica hacia los comportamientos de su hija y su implicación emocional. Es decir, la situación en que se encuentra su hija le afecta menos que antes y siente menos ansiedad.

Después de la terapia y el seguimiento posterior, la evaluación muestra una mejora en María y su hija. De hecho, la paciente se encuentra fuera de peligro. Pero, tal y cómo recalca la responsable del proyecto en España, Yolanda Quiles, esta terapia es complementaria a las sesiones habituales y tradicionales. De hecho, lo define como “un pack complementario que suma al tratamiento tradicional”.

Pese a que Yaiza y María son pseudónimos, se trata de un caso real. El estudio, originario de Londres, fue adaptado a la población española por la Universidad Miguel Hernández, junto con el Centro CREA, la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital de Sant Joan d’Alacant y la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y la Bulimia (ADANER).

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