La sobreexposición a las pantallas nos convierte en seres dispersos y poco empáticos
Para justificar la distracción constante se emplea el término “multitarea”. Un término inventado cuando se produjeron las primeras máquinas con dos procesadores con capacidad para hacer dos o más cosas a la vez. Pero el ser humano no es capaz de eso y la alternancia excesiva de tareas a la que nos hemos habituado deteriora la atención.