Crea tu huerta ecológica

A todos nos gusta estar rodeados de verde en nuestro hogar. Las plantas llenan nuestro ambiente de aromas y color, y mejoran la calidad del entorno. Son seres muy agradecidos: cuanto más las cuides, mejor crecerán, más vistosas serán y, de tanto en tanto, muchas te harán regalos en forma de flores, frutas y verduras. Crear un huerto urbano es algo muy divertido y entretenido, una actividad muy recomendable para hacer con niños. Sirve para pasar tiempo en familia y enseñar cuidados, constancia y trabajo colaborativo a los más pequeños. Pero no se queda solo en eso. Es, además, una gran responsabilidad.

Cuando se cuida un huerto, hay que estar a las duras y a las maduras (¡nunca mejor dicho!) porque el agradecimiento de las plantas también actúa en sentido contrario: si pasas un tiempo sin preocuparte por ellas o lo haces de forma inadecuada, las pobres no sobrevivirán. Dependen de ti, pero no siempre es fácil saber lo que necesitan, cada planta cada y estación del año son un mundo. Tu labor de protección también incluye librarlas de enfermedades y parásitos y estar pendiente de cómo responden a cada situación. No te alarmes, los resultados merecen la pena, y hemos preparado una guía llena de consejos y pautas para conseguir un huerto urbano sano y sostenible. ¿Te animas?

Guía para un huerto urbano sano y sostenible

Lo primero que debes tener en cuenta, antes de preparar nada, es consultar un calendario de siembra y trasplante, para saber qué cultivos son apropiados según la época del año. Mejor si las variedades elegidas son autóctonas, es decir, de esta zona. De esa forma sabes de antemano que ya están acostumbradas a nuestro clima y otras condiciones ambientales.

Cultiva juntas plantas que necesiten cantidades similares de agua: de esta manera será más difícil confundirnos y regaremos de forma más responsable.

Siembras de otoño-invierno

Cultivos de poco riego

Ajos y puerros (espaciados de 15 a 25 cm o en diferentes tiestos).

Cultivos de riego medio

Brócoli, coliflor, espinacas o guisantes (separadas 15cm); berenjena, calabacín y judías (separados 20 cm); también, cebolla y garbanzos.

Cultivos de mucho riego

Col y habas (separadas de 15 a 20 cm o en distintos tiestos).

Después de seleccionar qué plantas formarán tu huerto, es momento de pensar dónde va a estar colocado. El mejor sitio es aquel en el que pueda recibir, por lo menos, cinco horas de sol al día, para obtener la energía suficiente. Si no hay ningún sitio así en tu casa, puedes lanzarte igualmente a plantar coliflores, plantas aromáticas, frutos del bosque, patatas o guisantes, que no son tan exigentes.

Existen diferentes tipos de hortaliza, y para cada uno hace falta un contenedor distinto. Las hortalizas de hoja, como acelgas, coles, espinacas, lechugas, canónigos, endibias… son las que nos comemos por las hojas. En el caso de las hortalizas de tubérculo, se comen por la raíz. Es el caso de los boniatos, cebollas, nabos, patatas, rábanos, remolachas o zanahorias. Por último, de las hortalizas de fruto, como ya habrás podido adivinar, se consume el fruto que dan: berenjenas, calabacines, calabazas, fresas, guisantes, habas, judías, pepinos, tomates…

Para las hortalizas de hoja, utilizaremos contenedores (macetas o lo que prefieras, mientras sea adecuado para el cultivo) de unos 20-30 cm de profundidad, como mínimo. En el caso de las de tubérculo y frutales, necesitarán al menos 50 cm.

Combina las hortalizas con flores y plantas aromáticas. Además de dar vida y color, atraerán insectos buenos para ellas, que ayudarán a combatir las plagas de forma natural, sin recurrir a pesticidas ni químicos. Mariquitas, abejas o luciérnagas son tus aliadas, sus visitas indicarán salud en tu huerto.

Necesitarás también fertilizante, y para ello es recomendable que fabriques tu propio compost, una alternativa ecológica a los productos comerciales que puedes crear agrupando residuos orgánicos que hay en casa, como pieles de frutas y verduras, flores viejas, restos de césped cortado… Las lentejas germinadas y licuadas pueden utilizarse como hormona para que las plantas echen raíces mejor.

Puede parecer mucho, pero en realidad la rutina y la constancia son suficientes para llevarlo todo al día. Puedes servirte de tu cuaderno de la huerta personal, en el que ir apuntando todos los datos importantes, el desarrollo de las plantas y consejos como los que acabas de leer.

Tratamiento y prevención de plagas y hongos: cuidados ecológicos y caseros

Para evitar que nuestro huerto se vea afectado por alguna plaga u hongo, el primer paso es prevenir. Protege tu huerto procurando que la tierra no esté demasiado húmeda y que esté en una zona bien aireada. “Hojea” tus plantas: fíjate en sus hojas por ambas caras en busca de algún parásito o aspecto extraño.

Para acabar con plagas de pulgón en tus plantas límpialas con cuidado con una disolución de jabón potásico al 3% en agua caliente (este tipo de jabón ya se vende en la mayoría de supermercados pero ¡ojo! el agua se calienta para disolver el jabón, a la planta se le debe echar a temperatura ambiente). Otra “poción” para la salud de tus plantas es la maceración de ajo picado, agua y aceite. Con ella eliminarás hongos y evitarás la aparición de mosca blanca, pulgones y ácaros como la araña roja. No hay que dejar estas sustancias mucho tiempo en la planta, conviene enjuagarlas con agua después de que reposen dos horas, para evitar daños. Repite el proceso una o dos veces por semana.

Otra forma de evitar a los insectos “malos” para tu huerto es crear trampas para ellos, usando trampas cromáticas amarillas (una lámina de color amarillo intenso para atraer su atención, cubierta de adhesivo para que queden atrapados) o un plástico de color intenso pintado con aceite. Así evitaremos la proliferación de voladores que pongan huevos en las hojas, como la mosca blanca. La araña roja es más dura de roer. El azufre que se vende en viveros y otros establecimientos especializados puede ser útil.

¡Ojo! Ninguno de estos insectos es “malo” de por sí, todos cumplen una función en la naturaleza. Por ejemplo, la mosca blanca sirve de alimento para las hormigas. Aun así, pueden resultar dañinos para nuestro huerto y deben controlarse.

Un hongo que puede ser peligroso para las plantas es el oidio, que tiene el aspecto de ceniza sobre las hojas. Aparece en condiciones de poca luz, mucha humedad y exceso de nitrógeno en la tierra. Para combatirlo, necesitamos sustancias que alteren el pH (el índice de hidrógeno), como el bicarbonato o el vinagre. Hay que tener cuidado con el bicarbonato, usarlo en cantidad moderada, diluido en agua con jabón y aceite y pulverizarlo sobre la hoja a última hora del día.

¡Es la hora del té! Aunque parezca difícil de creer, algunos tipos de té tienen propiedades fungicidas (contra los hongos). Es una buena alternativa a otros químicos: por ejemplo, el té de cola de caballo es bueno para evitar el desarrollo de hongos en las tomateras y contiene mucho zinc, un nutriente que ayuda al desarrollo de las paredes celulares de las plantas. El té de manzanilla, por otro lado, contiene azufre, que aparte de eliminar hongos, aporta calcio y potasio, también nutrientes positivos. Otra cosa muy efectiva que seguro que tenemos por casa es la canela. Es útil para pequeñas superficies y, además de combatir los hongos, puede prevenirlos.

Una última recomendación: si tus plantas tienen algún aspecto raro en las hojas o frutos y quieres identificar si se debe a la falta de nutrientes, puedes consultar esta guía para averiguar qué necesitan: agroalimentando.com/nota/12991

Aquí tienes otra infografía que recopila la información sobre tratamiento y prevención:

Si pones en práctica estos consejos, nos encantaría ver el desarrollo de tu huerto urbano en cualquiera de sus fases. Puedes enviarnos tus fotos a nuestras redes sociales: Facebook, Instagram y Twitter.


Con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología-Ministerio de Ciencia e Innovación.

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