Boccia: estrategia y precisión sobre ruedas

Los deportistas con discapacidad tienen que pasar un examen físico antes de competir en convocatorias oficiales. En este examen se valora su grado de discapacidad y se decide en qué categoría pueden jugar. A este proceso se le llama clasificación. Juan Manuel Montilla Macarrón (Madrid, 1 de noviembre de 1979), más conocido como ‘El Langui’, es un actor y rapero español. Recientemente, la Asociación Lanzadera Deportiva ha contactado con él para que inicie su carrera como jugador de boccia, un deporte adaptado que requiere táctica y habilidad. Investigadores de Ciencias del Deporte y Fisioterapia de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), especializados en deporte inclusivo, han realizado la evaluación del popular rapero.

La boccia, un deporte que encuentra sus raíces en la Grecia Clásica, es hoy una disciplina que combina táctica, habilidad y precisión, y se ha convertido en un ícono de los deportes adaptados en el programa paralímpico. Diseñada para personas con parálisis cerebral, lesión cerebral o discapacidades físicas severas, la boccia se juega en una pista rectangular donde el objetivo es lanzar las bolas lo más cerca posible de una bola blanca, conocida como ‘jack’, y al mismo tiempo, alejar las bolas de los rivales.

¿Cómo se juega a boccia?

La boccia -también conocida como bochas adaptadas- puede jugarse de forma individual, en parejas o por equipos. Cada jugador, pareja o equipo cuenta con seis bolas en cada ronda, y el ganador es quien logre posicionar su bola más cerca de la bola blanca. Además, por cada bola adicional que esté más cerca del objetivo en comparación con la primera bola del contrario, se suman puntos extra. Las competiciones individuales y en parejas constan de cuatro rondas, mientras que en las competiciones por equipos se juegan seis rondas.

Partido de bochas individual BC2 en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008.
Créditos: Stig Morten Skjæran, Wikimedia Commons.

Clasificación de los Jugadores: La Diversidad en la Competencia

Para garantizar la equidad en el juego, la boccia está estructurada en distintas clases de discapacidad, adaptando las reglas según el nivel de movilidad y control corporal de cada jugador:

  • BC1: Jugadores con limitaciones severas en piernas, brazos y tronco, generalmente en silla de ruedas eléctrica. Compiten con el apoyo de un asistente.
  • BC2: Jugadores con mayor control de tronco y brazos que los de la clase BC1, permitiéndoles lanzar la bola sin asistencia.
  • BC3: Con movilidad reducida en brazos, piernas y tronco, estos jugadores emplean una rampa y requieren de un asistente para lanzar.
  • BC4: Jugadores con discapacidades que afectan la coordinación, pero sin origen cerebral. Pueden lanzar la bola de manera independiente.

Un Deporte de Inclusión Global

La boccia se integró al programa paralímpico en los Juegos de Nueva York en 1984 y, desde entonces, su popularidad ha crecido, extendiéndose a nivel mundial. En busca de fomentar la participación femenina, los eventos individuales ahora se dividen en categorías masculinas y femeninas.

Así, la boccia continúa consolidándose no solo como un deporte de precisión y estrategia, sino también como un ejemplo de inclusión, donde la destreza y el talento se imponen sobre las limitaciones físicas.

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