La vacuna contra la malaria solo es una acción más contra el paludismo

El parasitólogo de la UMH Diego Torrús expuso en la jornada de Ciencia con Tapas las estrategias para combatir esta enfermedad

Bajo el título de ‘Vacunas y otras estrategias de control de la malaria en África subsahariana’ tuvo lugar la jornada de Ciencia con Tapas el pasado 30 de mayo de 2023. Esta iniciativa del Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria de Elche (IDiBE) busca acercar la ciencia a la ciudadanía. Por primera vez, celebrado en la librería Pynchon & Co en Alicante. El ponente fue Diego Torrús Tendero, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General Universitario Dr. Balmis (Alicante) y profesor del  Área de Parasitología de la Universidad Miguel Hernández (UMH). Su principal objetivo fue explicar y demostrar la eficacia de las diferentes acciones que se llevan a cabo para combatir la malaria, ya que la vacunación resulta insuficiente y se precisan de otras estrategias para proteger a la población.

La malaria, un parásito de ambiente húmedo

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la malaria, también llamada paludismo, es una enfermedad causada por un parásito llamado Plasmodium. Este parásito es un protozoo, es decir, un ser unicelular que vive en ambientes húmedos. 

Torrús explicó cómo el paludismo se transmite mediante la picadura de un mosquito del género Anopheles, normalmente hembra, infectado de Plasmodium. Cuando este tipo de mosquito, que actúa como vector de transmisión, se infecta y pica a una persona, es cuando el parásito entra en el cuerpo humano. Hay cuatro tipos de Plasmodium que infectan a los humanos: falciparum, vivax, malariae y ovale. Los dos primeros son los más comunes.

Fases del Plasmodium dentro del cuerpo humano.
Una vez en el cuerpo, el parásito de la malaria pasa por diferentes fases. La elaboración de una vacuna resulta difícil porque durante su evolución, las proteínas del parásito van cambiando. Una vez en el cuerpo humano, el parásito en una de sus últimas fases rompe los glóbulos rojos. | Fuente: Pereira. et al. Epidemiología y tratamiento del paludismo (2002).

Por lo que respecta a los síntomas de la malaria, pueden variar desde fiebre, escalofríos y dolor de cabeza hasta, en los casos más graves, fatiga, confusión, convulsiones y dificultad para respirar.

La intervención en Alicante empezó con el investigador del IDiBE y Profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la UMH Luis Pérez, quien hizo la introducción sobre los diversos tipos de vacunas que combaten los virus. Pérez explicó que las vacunas víricas pueden ser de cuatro tipos: atenuadas, inactivadas, de subunidades y salvajes.

Por su parte, el investigador Diego Torrús, expuso los distintos métodos de control y prevención de la malaria recomendados por la OMS. Entre ellos, las vacunas. Sin embargo, incidió y repitió en varias ocasiones que “por sí misma, la vacuna no es eficaz. Se trata de uno más de los diferentes factores que han influido en la disminución de los casos de malaria”.

Actualmente, la vacuna contra la malaria más usada para combatir al Plasmodium falciparum es la RTS,S/AS01, recomendada por la OMS en 2021. Esta vacuna, cuyo nombre comercial es Mosquirix, ha sido inventada por el laboratorio Glaxo SmithKline y el Instituto de Investigación Walter Reed del ejército norteamericano. 

Fue el doctor e investigador Pedro Alonso quien llevó a cabo los primeros ensayos clínicos de esta vacuna. Además, Diego Torrús contó que esos resultados se publicaron en 2004 en la revista The Lancet. Los resultados demostraron una eficacia del 58% para prevenir casos graves de malaria y un 30% para prevenir el primer episodio de la enfermedad.

Esta vacuna se administra sobre todo en zonas de transmisión moderada o alta como Nigeria, la República Democrática del Congo, Uganda y Mozambique. Se administra a menores de cinco años y a mujeres embarazadas, los más propensos a desarrollar una forma grave de paludismo, junto con los pacientes con VIH.

 “Por sí misma, la vacuna no es eficaz. Se trata de uno más de los diferentes factores que han influido en la disminución de los casos de malaria”

Diego Torrús Tendero, profesor del  Área de Parasitología de la Universidad Miguel Hernández (UMH)

Las acciones antipalúdicas como estrategias comunes

Tal cómo explicó Torrús, la vacuna recomendada por la OMS, Mosquirix, no consigue una inmunidad permanente o natural, sino que proporciona una inmunidad que desaparece con el tiempo, “aunque tengas mucha inmunidad, el parásito sobrevive al organismo”. Esto se conoce como inmunidad adquirida. Además, añadió: “Lo que confiere esta vacuna es protección para que no desarrolles las manifestaciones clínicas graves y no te mueras. Pero la infección se sigue produciendo”. Para que esa inmunidad se prolongue en el tiempo, la exposición a las picaduras debe durar años.

La vacuna actual ha tenido una eficacia superior de poco más del 30%. Esto es importante, el parasitólogo lo recalcó: “Estamos acostumbrados a decir que la vacuna es eficaz, pero debemos tener en cuenta que, en este caso, la vacuna es eficaz junto con los otros métodos de control de la malaria”.

Los otros métodos de control y prevención de la malaria propuestos por la OMS son: el diagnóstico precoz, la lucha antivectorial, el tratamiento preventivo intermitente y las vacunas. Los casos clínicos de malaria pasaron de 262 millones en el año 2000 a 214 millones en 2015. Una reducción considerable gracias a estas acciones, entre las que no se incluyen las vacunas y es que, como dijo el investigador: “En ese momento no existían”.

El diagnóstico precoz consiste en buscar los casos positivos de malaria aunque no haya síntomas. Es decir, en hacer las pruebas de malaria, por ejemplo, a cualquier niño que vaya al hospital. En caso de un diagnóstico positivo, se les administra tratamiento antiparasitario. Este tratamiento consiste en un antiparasitario muy potente pero que no elimina todos los parásitos del cuerpo por su corta estancia en el cuerpo. Este antiparasitario se llama artemisina. La artemisina se combina con otros antiparasitarios menos potentes que eliminan los parásitos residuales.

El parasitólogo Diego Torrús formó parte de la búsqueda activa de casos en Guinea Ecuatorial, en el hospital regional de Bata

Por lo que respecta a la lucha antivectorial, busca eliminar el vector de transmisión, es decir, los anófeles. Con ese propósito se rocían casas enteras con insecticidas. Otro de los recursos más útiles y eficaces en este sentido es el uso de mosquiteras con insecticidas. En 2019, según Torrús, se demostró que el uso correcto de estas mosquiteras había reducido hasta un 24% las infecciones de malaria.

Por último, el ponente expuso el tratamiento preventivo intermitente que consiste en dar una dosis de un medicamento antipalúdico cada dos o tres meses, aprovechando las agendas de vacunación. Este tratamiento se empezó primero con los menores de 5 años y después empezó a incluir a las mujeres lactantes. Sin embargo, aún en una medida con una organización muy irregular.

El paludismo, un compromiso más allá de las fronteras

Uno de los distintos motivos que han llevado a muchos investigadores a buscar un remedio para la malaria es la inclusión de la erradicación de epidemias en uno de los  17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) propuestos para 2030. En Objetivo sobre la  Salud y Bienestar, se propone la erradicación de enfermedades epidémicas como la malaria, sida y tuberculosis, entre otras enfermedades, para 2030.

Ciencia con tapas es una actividad divulgativa que se realiza aproximadamente cada dos meses. Su objetivo es acercar temas científicos de manera informal. Lo organiza el Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria de Elche. 

También te podría interesar

LEAVE YOUR COMMENT

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.