Causas genéticas y ambientales del Trastorno del Espectro Autista

causas genéticas del autismo

Sergio Escamilla Ruiz, estudiante predoctoral en el Instituto de Neurociencias de Alicante (UMH-CSIC)


El Trastorno de Espectro Autista o TEA es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por un conjunto heterogéneo de síntomas debido a un conjunto heterogéneo de causas. No obstante, se pueden diferenciar dos grandes conjuntos de síntomas: las dificultades sociales y comunicativas, por un lado, y los comportamientos repetitivos, restringidos y estereotipados, por otro. En promedio, los síntomas aparecen alrededor de los tres años.


Mediante técnicas como el GWAS (estudios de asociación a genoma completo, por sus siglas en inglés), se ha podido comprobar que ambos conjuntos de síntomas son disociables genéticamente. Es decir, según este tipo de estudios, una serie de variantes genéticas podría ser responsable de las dificultades sociales y comunicativas, y otro conjunto de variantes genéticas podría ser responsable de los comportamientos repetitivos, restringidos y estereotipados. Este tipo de estudios miden una correlación estadística, no causalidad. No obstante, son una fuente valiosa de información y pueden guiar estudios en laboratorio para inferir la causalidad entre las variantes genéticas y los síntomas. De esta manera, se pueden descubrir nuevos mecanismos moleculares que gobiernan la aparición y progresión de la enfermedad y descubrir nuevas dianas terapéuticas.


El 1% de la población mundial aproximadamente padece TEA. Esta proporción no está afectada por la raza o etnia. En cuanto al nivel socioeconómico, hay estudios que sí encuentran una relación y otros que no, por lo que de momento lo dejaremos a un lado. Sin embargo, sí hay un factor de género: la prevalencia de TEA es de 4 a 5 veces mayor en niños que en niñas. Las causas del TEA son tanto genéticas como ambientales. La heredabilidad es del 52%, lo que significa que la genética es responsable de un 52% de los casos, mientras que el ambiente sería responsable del 48% restante. Continuando con la genética, podemos diferenciar el TEA sindrómico, que está causado por la mutación en un solo gen, y el TEA idiopático, causado por mutaciones en más de un gen.


¿Qué tipo de variantes genéticas causan TEA?

Podemos encontrar desde cambios de un sólo nucleótido (los nucleótidos son los eslabones que constituyen la cadena que es el ADN), hasta ganancia o pérdida de miles a millones de nucleótidos. Actualmente hay más de 600 genes vinculados al desarrollo de TEA. Esto pone de manifiesto la enorme heterogeneidad de variaciones genéticas relacionadas con el TEA.


¿Qué factores ambientales podrían provocar TEA?

El tipo de ambiente más asociado con el desarrollo del TEA es el ambiente uterino durante la gestación embrionaria. Por ejemplo, la salud mental de la madre durante el embarazo condiciona la probabilidad del TEA. La ansiedad, el estrés y la depresión aumentan la probabilidad de desarrollar TEA especialmente
entre la semana 21 y 32 de embarazo. Por otro lado, el uso materno de algunos fármacos durante la gestación se cree que aumenta la probabilidad de desarrollo de TEA.


Concretamente, el uso de fármacos antiepilépticos, antidepresivos y estabilizantes del ánimo como el ácido valproico se han asociado a la aparición de TEA. Además, fármacos más comunes como el paracetamol se han asociado a alteraciones típicas en cerebros de TEA. Otros factores ambientales expuestos a la madre en gestación que aumentan la probabilidad de desarrollo de TEA son: la contaminación atmosférica, los metales pesados, el tabaco, el alcohol, las infecciones por microorganismos y la deficiencia de folato y vitaminas.

A modo de resumen, el TEA es un conjunto de trastornos que surgen de la interacción de una genética compleja y una multitud de factores ambientales.

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