Azúcar hasta en la sopa (de letras)
Una alimentación saludable es fundamental para una buena calidad de vida. Hay productos como la bollería industrial que son fácilmente indentificables como perjudiciales para la salud por su alto contenido en azúcares y grasas, pero hay otros alimentos en los que no es tan sencillo determinar si son o no saludables.
Isomaltosa, ribitol, maltitol, inulina… No parecen azúcares pero lo son. ¿Quieres aprender a detectar los azúcares en las etiquetas de los alimentos? Te proponemos un método efectivo y divertido, con una sopa de letras que puedes hacer online o imprimir en casa.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 57% de la población mundial vive en países en los que se producen más muertes por sobrepeso y obesidad que por insuficiencia ponderal. Este fenómeno es multifactorial y abarca un amplio abanico de factores, desde los genéticos hasta los socioeconómicos, pasando por otros más conocidos como la inactividad física o un consumo excesivo de productos azucarados. Lo que se conoce como azúcar está compuesto de una molécula de glucosa y otra de fructosa.
Otras denominaciones para referirse al azúcar atienden a sus aspectos nutricionales. De esta forma, la OMS distingue dos tipos de azúcares: los libres y los intrínsecos. El primer grupo incluye monosacáridos y los disacáridos que los fabricantes, cocineros o los propios consumidores añaden a los alimentos, así como los presentes de forma natural en la miel, jarabes, zumos de fruta o concentrados de fruta. Por su parte, los intrínsecos se encuentran en las verduras y frutas enteras.
El primer paso para llevar una alimentación saludable consiste en evitar el consumo de aquellos alimentos excesivamente azucarados. El problema es que, en muchas ocasiones, saber lo que se consume no es fácil, debido a la nomenclatura tan variada que existe para referirse al azúcar en el etiquetado de los productos. Esa dificultad para interpretar el significado de las etiquetas ha favorecido el desarrollo de nuevos sistemas para comprender la información nutricional de los alimentos.
Uno de estos sistemas nuevos es el Nutriscore, también conocido como Front-of-Pack (FOP), que lleva los valores nutricionales al frente del producto. Esta etiqueta traduce los valores nutricionales a una escala de colores y a una puntuación en letras donde la A en verde refleja la mayor calidad nutricional y la E en naranja oscuro, menor calidad. De esta forma, Nutriscore funciona como un semáforo nutricional que pretende simplificar la toma de decisiones sobre los productos que las personas meten en el carro de la compra.
Según la OMS, tanto para los adultos como para los niños, el consumo de azúcares libres se debería reducir al menos al 10% de la ingesta calórica total. Una reducción por debajo del 5% de la ingesta calórica total aportaría beneficios adicionales, ya que no sólo disminuye el riesgo de desarrollar obesidad o sobrepeso, sino también enfermedades metabólicas como la diabetes.
Aprende más sobre el consumo de azúcar
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