¿Por qué la leche nos suele sentar bien?
Nuria Lara, estudiante del Máster Universitario en Historia de la Ciencia y Comunicación Científica
La confusión en torno al consumo de proteínas lácteas ha aumentado debido a ciertas campañas de marketing que promueven bebidas vegetales y productos sin lactosa. A pesar de que la leche ha sido consumida sin problemas durante milenios, estos anuncios han contribuido a una desinformación generalizada.
Productos comercializados como alternativas a la leche
Las bebidas vegetales etiquetadas como “leche”, como las de soja, coco, almendra o avena, no ofrecen la misma calidad proteica y contenido nutricional que la leche de mamíferos, como la de vaca, cabra u oveja. Esto puede ser especialmente preocupante para niños y adolescentes, ya que podrían experimentar deficiencias nutricionales en una etapa clave de su desarrollo.
Además, es crucial reconocer que el consumo prolongado de productos sin lactosa puede tener consecuencias negativas. Por ejemplo, puede llevar a una disminución en la producción de lactasa, la enzima necesaria para digerir la lactosa. Como resultado, cuando se vuelve a consumir productos con lactosa, el cuerpo puede carecer de suficiente lactasa para procesarla correctamente, lo que puede desencadenar síntomas de intolerancia que no se experimentaban anteriormente.
No es lo mismo alergia que intolerancia
Sin embargo, ¿qué diferencia existe entre alergia e intolerancia a la lactosa? Mientras que la alergia a los productos lácteos implica una reacción exagerada del sistema inmune frente a las proteínas presentes en la leche, la intolerancia se produce cuando el cuerpo no puede digerir adecuadamente los azúcares presentes en la leche, como la lactosa o la galactosa, debido a deficiencias enzimáticas. Estos trastornos pueden manifestarse con una variedad de síntomas, desde problemas digestivos hasta problemas respiratorios.
En la actualidad, la biotecnología ofrece alternativas como la ya nombrada leche sin lactosa y la leche deslactosada, ambas libres de lactosa gracias a diferentes métodos de producción. Además, se están realizando investigaciones para abordar las alergias a la leche, como la fragmentación de proteínas lácteas para evitar que el sistema inmune las reconozca como extrañas. La inmunoterapia también está siendo explorada como un enfoque para prevenir reacciones exageradas del sistema inmune al consumir lácteos.
Entonces, ¿es verdad que la leche sienta mal siempre?
La creencia de que la leche sienta mal no es universalmente cierta. Sí es verdad que muchas personas sufren estos trastornos a diario, pero es importante comprender que aunque existen alternativas como las bebidas vegetales y los productos sin lactosa, es fundamental evaluar las necesidades nutricionales de cada uno.
Agradecemos a José Ángel Pérez Álvarez, catedrático y docente de los Grados de Biotecnología y Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la UMH, su colaboración en la redacción de este artículo.
Imagen de cabecera: The Milkmaid (c. 1658–1661). Oil on canvas, 45.5 x 41 cm (17.9 x 16.1 in). Rijksmuseum, Amsterdam. Dominio Público. Wikimedia Commons.