Así deberían diseñarse los colegios e institutos
Jose Navarro Pedreño, Universidad Miguel Hernández; Isabel Montiel Vaquer, Universidad Miguel Hernández y María Asunción Martínez Mayoral, Universidad Miguel Hernández
No sólo importa qué nos enseñan sino dónde lo aprendemos. No es lo mismo recibir clases en habitaciones oscuras, frías y con eco, que en habitaciones con buena luz, buena acústica y vistas a la naturaleza.
El diseño y la distribución de los espacios educativos, algo que suele considerarse secundario, si es que se tiene en cuenta, a la hora de evaluar la idoneidad de un colegio o instituto, cumple un papel mucho más importante de lo que creemos. Facilita la transformación hacia metodologías educativas innovadoras, está relacionado con la salud y bienestar de los docentes y estudiantes, y puede disminuir los gastos de arrastre y mantenimiento de los edificios, promoviendo una educación económica responsable y sostenible.
Estas son las principales conclusiones de nuestro estudio multidisciplinar, en el que hemos combinado enfoques desde la geografía, la arquitectura, la educación, las ciencias ambientales y las neurociencias. Nuestro trabajo además se enmarca en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) promovidos por Naciones Unidas con el horizonte del año 2030.
Los espacios donde aprendemos y los ODS
Si se tienen en cuenta estos aspectos a la hora de diseñar los espacios educativos, es posible alcanzar las metas de numerosos ODS. Por ejemplo, con la ventilación y posicionamiento adecuado de los espacios se alcanzan los objetivos de salud y bienestar (ODS 3):
O promoviendo la interacción de las personas en un marco adecuado, nos acercamos al ODS 4 de ofrecer una educación de calidad:
Es necesario que la administración educativa esté más sensibilizada sobre la importancia de que los edificios mismos ayuden a la educación del alumnado en sostenibilidad, eficiencia energética y no contaminante y promuevan una educación económica responsable (ODS 7, 9, 11, 12, 13).
En definitiva, la puesta en marcha de nuevos diseños y estrategias de construcción y de distribución de espacios educativos facilita el uso de metodologías de aprendizaje y servicio (aumentando de esta manera las posibilidades de empleabilidad de los alumnos y ayudando a reducir desigualdades, como marcan los ODS 8 y 10); propone ideas sobre innovación en infraestructuras, tecnologías de la información y comunicación educativa necesarias especialmente después de la covid-19 (y se aproxima a los (ODS 9); y fomenta las alianzas entre centros, administraciones, educadores y destinatarios del proceso (ODS17).
De las recomendaciones a la realidad
En nuestra investigación hemos detectado las necesidades reales de los usuarios de Institutos de Educación Secundaria Públicos en la Comunidad Valenciana, gracias a su participación directa. Estas necesidades deben ser transmitidas a diseñadores y planificadores de los futuros centros educativos, y los que se ocupan de las reformas necesarias de los antiguos.
Si bien se van incorporando mejoras, como por ejemplo la separación del aula de música de otros espacios que precisan de silencio para centrar la atención en el proceso educativo, todavía se detecta una brecha entre las recomendaciones de guías e incluso normativas existentes en las diferentes administraciones y la realidad de los espacios construidos.
En muchas ocasiones estas disonancias no son debidas a falta de inversión financiera, sino a escasa comunicación e insuficiente conocimiento de los programas educativos y actividades que tendrán lugar en los espacios. De esto es responsable también la propia administración educativa y no solamente los diseñadores de los centros. Los espacios educativos deberían ser modelo de prácticas sostenibles.
Espacios sostenibles
Nuestro trabajo propone la creación de “TICMOTECAS” (acrónimo de TIC, tecnologías de la información y la comunicación; MObiliario móvil (flexible y versátil); y TEmperatura, Colores y Acústica): se trata de espacios sostenibles dotados de conectividad, con buena luz, ventilación y vistas a la naturaleza.
Este tipo de espacios sostenibles cubren un triple objetivo:
- Objetivos sociales (participación, empatía, educación).
- Objetivos económicos (gastos de mantenimiento, diseño vanguardista).
- Y objetivos medioambientales (espacios saludables, salud física y mental, ecodiseño y neuroarquitectura).
Más allá de cuatro paredes
La manera en que se complementan las metodologías y los espacios para una mejor labor educativa no se limita solamente a disponer de cuatro paredes para contener a los estudiantes.
Los autores que formamos este equipo de investigación multidisciplinar entendemos que la educación no depende solo de los proyectos educativos. La incorporación de la sostenibilidad como base de la ejecución de nuevos espacios puede, y debería, tener un impacto positivo en los estudiantes más allá del currículo académico.
Jose Navarro Pedreño, Profesor de Ciencias Ambientales, Universidad Miguel Hernández; Isabel Montiel Vaquer, Profesora Colaboradora. Doctora en Sostenibilidad y Medio Ambiente, Universidad Miguel Hernández y María Asunción Martínez Mayoral, Profesora titular de Universidad en el área de Estadística e Investigación Operativa, Universidad Miguel Hernández
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.