Una apuesta valiente por nuestra salud
Acabamos de pasar unas fechas especiales. En estos días hemos cometido excesos que ahora nos pesan literalmente. El que más y el que menos busca una forma de aligerarse y soltar lastre. Esto requiere tiempo, constancia y paciencia, pero la tentación de buscar un método rápido está muy a mano… en Internet.
La disponibilidad de información es ahora mayor que nunca en nuestra historia y esto, que constituye una gran oportunidad, lo hemos transformado en el más catastrófico fracaso. Como sociedad, no sabemos utilizar esa gran herramienta que es Internet y la “libertad de expresión” la hemos puesto al servicio de los más depravados propósitos. Pero no es este el único peligro, aunque pueda ser el más llamativo. No existe ningún mecanismo de revisión de lo que se publica y el único requisito es querer hacerlo. Se incumplen continuamente los fundamentos más básicos de la ética y en la mayoría de las ocasiones por ignorancia. Esta ignorancia y un exceso de confianza hace que nos creamos cualquier cosa que sale en los medios de comunicación y ahora también en Internet.
Pocos se atreven a cuestionar el teorema de Pitágoras, ni a dar una versión libre del latido del corazón. Las Matemáticas y la Biología son Ciencias… la Nutrición también. A diferencia de lo que sucede con las dos primeras, el 90% de la información libre disponible en Internet en Nutrición es errónea. Ser un aparente “experto” o estar “interesado” en alimentación parecen ser los únicos requisitos que atribuyen legitimidad para proporcionar una información que ellos mismos desconocen. Que les demos credibilidad no es más que el fruto de una profunda falta de cultura científica en nuestro país, que sin duda puede pasarnos factura en nuestra salud.
Otra fuente de información en la que confiamos son las empresas del sector alimentario. Creemos que lo que nos dicen en sus intensas campañas de publicidad es cierto y, además, que es toda la verdad. Justo es reconocer que su objetivo es vender, no formar al consumidor y que esto debe quedar en manos de las administraciones y otras entidades competentes; sin embargo, la legislación deja claro que la información proporcionada al consumidor “no deberá ser falsa, ambigua o engañosa” (Reglamento (CE) nº 1924/2006). En la práctica, la falta de mecanismos de implementación de esta legislación o, mejor dicho, la falta de sanción para quienes la incumplen siguen dejando al consumidor al amparo de la información parcial e interesada que le puede llegar de diversas fuentes.
Frente a todo esto, las herramientas con la que cuenta el ciudadano son varias. Una de ellas es la información nutricional que se incluye en el etiquetado de los productos y que, en ocasiones, aparece en letras tan pequeñas que no es en absoluto útil. Además, existe un importante inconveniente y es que los números que aparecen en esos cuadros hay que interpretarlos, para lo que es necesario cierto grado de conocimiento. Solo por poner un ejemplo, un 50 en los hidratos de carbono tiene un significado nutricional totalmente opuesto a un 50 en las grasas.
Frente a todo esto, debemos reivindicar medidas de protección más contundentes por parte de las instituciones competentes. Cumplimiento de la legislación e implementación de normativas valientes que impidan que alimentos desaconsejados se vendan como saludables, son solo dos de ellas. También es necesario poner en marcha acciones formativas que, de forma independiente y sin intereses partidarios, hablen de la realidad nutricional de los alimentos y hagan una apuesta decidida por formar al ciudadano para que desarrolle su propia opinión crítica. El requisito imprescindible es basarse en la ciencia y la investigación. Las verdades a medias, las ambigüedades, las opiniones sin fundamento y sembrar el desconocimiento como herramienta de control no consiguen más que poner en riesgo nuestra salud. Para detener la epidemia de obesidad resultante de la dieta y la morbilidad inducida por el estilo de vida, se necesitan enfoques eficientes basados en la evidencia.
BADALI es un proyecto que cumple con esta finalidad. Sólo tenemos un objetivo: AYUDAR A MEJORAR LA SALUD DE TODOS. Valiente, decidido y, si queremos, hasta incómodo, BADALI pretende ser un contrapeso a toda la información incorrecta que hay a nuestro alrededor en materia de Nutrición y alimentación. Valoraciones nutricionales individuales para cada alimento, análisis de las propiedades nutricionales y de salud que se les atribuye, recomendaciones de consumo y multitud de artículos formativos en Nutrición son su carta de presentación. El inconveniente, la falta de recursos para desarrollar un proyecto que puede marcar la diferencia. Ayúdanos a mejorar la salud de todos. Visita BADALI.