‘Mejorar la raza’ fue una de las razones para medicalizar el embarazo durante el franquismo

Durante el franquismo, el control del cuerpo y de la reproducción de las mujeres se convirtió en una herramienta esencial de la biopolítica. Esta es una de las conclusiones de un artículo del profesor de Historia de la Ciencia de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, Ramón Castejón Bolea, y de la investigadora del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la Universidad de Alicante (UA), María Teresa Riquelme Quiñonero.

En el estudio, publicado en la revista História, Ciências, Saúde – Manguinhos, se investiga la presencia de ideas y prácticas eugenésicas durante las décadas de 1930 a 1950, en torno al problema sanitario de la sífilis en mujeres embarazadas y la sífilis congénita en España. Asimismo, analiza el papel de Auxilio Social en la implantación de la vigilancia prenatal durante el embarazo y en el proceso de institucionalización y medicalización del parto.

Los investigadores Castejón Bolea y Riquelme Quiñonero exponen que durante las primeras décadas del franquismo se diseñó una estrategia para asegurar hijos libres de la sífilis congénita, y así impedir la ‘degeneración de la raza’ por esta enfermedad. En las décadas de 1930 y 1940, la mortalidad en los recién nacidos se achacaba a la tardanza de las mujeres en acudir a las maternidades, la escasa competencia de las comadronas y las ‘taras fisiológicas’ del feto debido principalmente a la tuberculosis, la sífilis, la diabetes y la anemia. En este contexto, el problema de la sífilis de las embarazadas fue enmarcado dentro de las preocupaciones eugenésica y con un sesgo de género. Los posibles riesgos del tratamiento para las mujeres siempre quedaron en segundo plano ante la necesidad de asegurar ‘productos’ sanos. El estudio de la UMH arroja luz en cómo estas prácticas científicas pretendían legitimar el orden existente y la política demográfica.

Según se explica en el estudio, después de la Guerra Civil española, al régimen franquista le preocupaba el bajo índice de natalidad del país. La respuesta fue una política demográfica pronatalista, basada en la intervención del estado en la reproducción. Pero, además de lograr un incremento en el número de nacimientos, se pretendía mejorar la calidad de la población. Según los preceptos de la llamada ‘eugenesia latina’, era posible la compatibilidad de la eugenesia con el catolicismo, prescindiendo de aquellos elementos que entraban en contradicción con la norma católica.

Para los médicos falangistas, el cuerpo era propiedad de la patria y el médico y la medicina social tenían que ponerse al servicio de la nación y colaborar en el objetivo común de la grandeza de España. El franquismo consideraba a las mujeres como las principales responsables del porvenir de la raza: debían ser mujeres “fuertes y productivas” que suministraran “un gran número de hombres fuertes”.

En esta época, en España existían grandes dificultades para la realización fiable del diagnóstico mediante laboratorio y para el tratamiento de la sífilis. Según datos recogidos en un estudio, de las 40.000 gestaciones sifilíticas al año que se estimaban en España, 20.000 niños se perdían durante el embarazo y otros 20.000 presentarían sífilis congénita. De conformidad con los datos de los Centros de Maternología de Auxilio Social, aproximadamente, entre un 2,3% y un 2,7% de las embarazadas atendidas eran diagnosticadas de sífilis. Algunas pruebas para el diagnóstico sólo estaban disponibles en laboratorios de grandes poblaciones. Además, los falsos positivos y negativos de las pruebas serológicas dificultaban el diagnóstico fiable en la embarazada.

Por su parte, los tratamientos disponibles para esta enfermedad eran el Neoarsenobenzol, que contenía arsénico, y preparados de bismuto, en combinación. La práctica médica en Auxilio Social era que tanto las mujeres con antecedentes de sífilis activa como los casos sospechosos, aún con serología negativa, debían ser tratados. Esto implicaba que cualquier futura madre sospechosa de sufrir sífilis sería sometida a tratamientos arsenicales y con bismuto. Los autores explican que estos tratamientos eran largos, tóxicos y conllevaban efectos adversos importantes, en algunos casos, la posibilidad de muerte. Evitar que la descendencia fuera “de baja calidad” se anteponía al peligro para la salud de la madre que suponía la toxicidad de los tratamientos.

Por otra parte, el estudio de la UMH concluye que el incremento de la vigilancia médica prenatal y de la asistencia sanatorial del parto dentro de las instituciones de Auxilio Social se vinculó a una disminución importante de la mortalidad materna y de la mortalidad perinatal y neonatal en España. La organización franquista se centró en los cuerpos de las mujeres más que en los aspectos morales o ideológicos y contribuyó al proceso de medicalización del embarazo y del parto durante las décadas centrales del siglo XX. Como consecuencia, las mujeres pobres, la mayoría pertenecientes a las perdedoras de la Guerra Civil, se beneficiaron de la mejora de la atención materno-infantil y se incorporaron progresivamente a este proceso de medicalización.

Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto ‘Las tecnologías del género en las configuraciones de la biopolítica en la España de la primera mitad del siglo XX: una cartografía desde la Historia de la Medicina (TEGECON)’, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (2019-2022),

Enlace al artículo https://doi.org/10.1590/S0104-59702022000100006

También te podría interesar

LEAVE YOUR COMMENT

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *