Salvador Martínez: “Una de las claves para prevenir el deterioro cerebral es mantener las neuronas activas”
El cerebro y todo el sistema nervioso están formados por dos mitades simétricas que funcionan de forma autónoma. La parte derecha controla lo que hace la izquierda y viceversa. Por este motivo, es necesaria la coordinación entre ambas. El director del Instituto de Neurociencias (Centro mixto Universidad Miguel Hernández-CSIC), Salvador Martínez, señala que aquí radica la gran importancia de las fibras comisurales, responsables de trasladar la información entre los dos hemisferios cerebrales. La Cátedra Remedios Caro Almela ha concedido este año su Premio a la Investigación en Neurobiología del Desarrollo al profesor Alain Chedotal, por sus descubrimientos sobre los mecanismos moleculares que intervienen en el establecimiento de estos sistemas.
Salvador Martínez explica que los sistemas comisurales interconectan las dos mitades del sistema nervioso en todas las especies animales bilateralmente simétricas. “Comunican a una mitad lo que está sucediendo en la otra mitad, si no funcionaran correctamente no tendríamos movimientos coordinados”, subraya. Necesarios para percibir el mundo en tres dimensiones, evaluar distancias, localizar sonidos y coordinar las contracciones de nuestros músculos al caminar, el daño en estos sistemas afecta sobre todo a las funciones motoras y de coordinación. El director del Instituto de Neurociencias aclara que, en caso de verse dañados, se verían afectadas sobre todo las funciones motoras, de coordinación de los actos motores como caminar o el manejo de utensilios fino, que permite que las dos manos se pongan de acuerdo para hacer lo que queremos hacer de forma coordinada. Es decir, la coordinación de movimientos es lo que más se ve afectado cuando se produce un daño en estos sistemas. Y no sólo de movimiento, sino también de equilibrio del cuerpo. Las dos mitades que controlan la contracción muscular deben de estar actuando de la misma manera y al mismo tiempo para que al final las dos parten permitan mantener este equilibrio. “Necesitamos que las dos mitades de nuestro cerebro se pongan de acuerdo”.
A las personas con daños en la formación de conexiones entre los dos lados del sistema nervioso, les faltan los genes que atraen las fibras para que atraviesen esa línea media que separa las dos mitades. No hay una lesión traumática ni tóxica que provoque el daño, siempre tiene que ver con factores genéticos. En el caso de enfermedades como la esclerosis múltiple, por ejemplo, también se ven afectados los sistemas comisurales puesto que la patología está relacionada con el daño de la sustancia blanca. En cuanto a los mecanismos para prevenir su deterioro, Martínez subraya que no hay un método concreto pero que cualquier tratamiento que mantiene activas las neuronas hace que las conexiones entre los dos lados funcionen adecuadamente.
Salvador Martínez resalta que la plasticidad cerebral permite que durante la fase inmadura, el desarrollo, se creen muchísimas conexiones, además de otras adicionales, entre los dos lados del cerebro. El investigador aclara que con el aprendizaje y la realización de movimientos cada vez más unificados se van retirando algunas de estas conexiones, dejando solo aquellas que son estrictamente necesarias, para que no haya una sobreconexión. Y continúa: “De forma que yo pueda mover la mano izquierda sin tener que mover al mismo tiempo la derecha”. Cuando las conexiones finas no se retiran de forma adecuada, se producen movimientos en espejo, muy típicos en los niños todavía inmaduros. Por ejemplo, al pedirles que muevan la mano derecha hacia afuera también mueven un poco la izquierda. “Esto sucede porque el sistema no está todavía maduro, pero con el tiempo y el aprendizaje motor, la plasticidad neuronal permite que las conexiones funcionen mejor”.