¡Ojo, piojos! ¿Cuál es la mejor forma de eliminarlos?
Casi todos aquellos que tengan o hayan tenido hijos e hijas sabrán de lo que hablamos. El día menos ansiado en el que observa que su hijo no para de rascarse y le confirma que le pica muchísimo la cabeza.
Entonces se le encienden las alarmas y comienza a revisarle la cabeza debajo de la luz más potente de la que dispone en casa. Y de repente lo ve, está correteando por su cuero cabelludo. ¡Un piojo! Su hijo tiene pediculosis. Si todavía no está acostumbrado, es posible que entre en pánico, le pique todo el cuerpo y crea que hay piojos por todas partes: en el baño, en la cama, en el sofá…
Pues bien, puede respirar hondo, pararse a leer este artículo y verá cómo la batalla contra los piojos se puede ganar con un poco de ayuda. No es una tarea fácil, pero siendo constantes y utilizando los productos adecuados podrá deshacerse de ellos en pocos días.
¿Qué pelo prefieren los piojos?
Antes de nada, recordemos quiénes son estos insectos. Los piojos son parásitos del cuero cabelludo que se transmiten fácilmente por contacto directo de diferentes cabezas. Es decir, ni saltan ni vuelan.
Esto hace que esta plaga sea mucho más frecuente en niños en edad escolar entre los que existe mucho contacto físico. Pero en realidad cualquier cabeza es susceptible de contraer piojos.
Además, el contagio no tiene nada que ver con la higiene del pelo. Es cierto que las personas que desatienden su aseo personal tardan más en librarse de los piojos pero, ciertamente, los piojos no discriminan cabezas por su nivel de limpieza.
La buena noticia es que los piojos del cuero cabelludo no transmiten enfermedades pero el picor es muy incómodo. Asimismo, el rascado compulsivo puede producir pequeñas heridas muy molestas que podrían llegar a infectarse y las infestaciones no tratadas, que pueden durar años, pueden acarrear complicaciones. Por todo ello, es mejor eliminarlos cuanto antes.
Lendrera, productos químicos y productos naturales para eliminar los piojos
Para eliminarlos contamos con diferentes estrategias, aunque no todas ellas son efectivas.
Lendreras. Las lendreras son pequeños peines, de plástico o metal, con las púas muy juntas. Lo importante no es su material sino la distancia entre las púas. Para que sea efectivo debe pasarse repetidamente por cada mechón de pelo, desde la raíz hasta las puntas. Para mayor efectividad se puede utilizar después de aplicar un tratamiento insecticida ya que, de esta manera, eliminaremos con la lendrera los piojos muertos y las liendres.
Esta estrategia, aunque efectiva, es larga y tediosa, sobre todo en aquellos niños con pelo largo y abundante, ya que en cada sesión la lendrera debe pasarse por todo el pelo y debe repetirse durante varios días.
Si no se hace así, alguna liendre podría escaparse, convertirse en piojo y volver a infectar la cabeza del niño. Es la técnica más recomendada para los bebes menores de un año.
Antipiojos con insecticidas químicos. La permetrina 1 % es el compuesto que más se ha utilizado tradicionalmente en la lucha contra los piojos. Actualmente es el tratamiento más elegido dado que ha sido muy estudiado y es seguro. Tras una sola aplicación de unos 30 minutos, mantiene su actividad durante 7 días.
No obstante, determinadas cepas de piojos han creado resistencias y son inmunes a la acción de este compuesto. Para evitar la aparición de resistencias, en ocasiones, se utiliza en combinación con otros principios activos.
Si pasados siete días tras el tratamiento se observan todavía piojos, debe optarse por otra alternativa. Hay, por ejemplo, pediculicidas químicos más potentes pero, tienen, obviamente, mayor riesgo en su uso. Por eso no se recomiendan como primera elección.
Antipiojos oclusivos. Las siliconas son consideradas un parasiticida natural que actúa envolviendo y ahogando a los piojos. No obstante, a diferencia de la permetrina, estas no matan a las liendres. Por eso, deben aplicarse mínimo en dos veces para acabar con los piojos nacidos durante los siete días posteriores a la primera aplicación.
Este tratamiento se recomienda en niños con cuero cabelludo sensible, piel atópica o asmáticos y para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. También en los casos en los que los piojos sean resistentes a la permetrina.
Por otro lado, el alcohol bencílico actúa también envolviendo y ahogando a los piojos. No mata, por tanto, a los huevos y, al igual que las siliconas, se debe reaplicar durante varios días. Se recomienda para niños a partir de 6 meses.
Hacer revisiones periódicas y evitar los remedios caseros
Como tratamiento casero se ha utilizado tradicionalmente el vinagre, pero este producto no mata al piojo. Solamente disuelve la sustancia cementante que fija los huevos al cuero cabelludo. Así que, en todo caso, podría emplearse como adyuvante antes emplear la lendrera. En ningún caso deberá aplicarse tras realizar un tratamiento insecticida ya que eliminaría su efecto residual.
Por su parte, el popular aceite de árbol de té, a pesar de la fama que ha conseguido, no ha demostrado su eficacia como repelente (y menos aún como pediculicida).
En cualquier caso, es conveniente que revise con frecuencia la cabeza de sus hijos e hijas, especialmente si reciben una notificación del colegio en la que indiquen que hay pediculosis en las clases.
En estas ocasiones se puede aplicar un repelente de piojos todos los días y pasar la lendrera periódicamente para evitar que los coja. También se puede añadir un aclarado con vinagre para despegar los posibles huevos de piojo.
La prevención es fundamental ya que si hay otros niños con pediculosis en el entorno de nuestro hijo es bastante frecuente que se siga reinfectando aunque los eliminemos por completo una y otra vez.
Bárbara Sánchez-Dengra, becaria FPU del Área de Farmacia y Tecnología Farmacéutica en la Universidad Miguel Hernández, ha colaborado en la elaboración de este artículo
Marta González Álvarez, directora del Master de Dermofarmacia y Cosmética UMH, Universidad Miguel Hernández; Isabel Gonzalez-Alvarez, Profesor Titular Grado en Farmacia. Area de Farmacia y Tecnologia Farmaceutica. Dpto Ingenieria, Universidad Miguel Hernández y Maria del Val Bermejo Sanz, Catedrática area de Farmacia y Tecnología Farmacéutica, Universidad Miguel Hernández
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.