Los factores genéticos cambian la respuesta del organismo hacia los tóxicos ambientales

La toxicidad del estireno en trabajadores está asociada a variantes en su metabolización

Dos personas, ante la misma concentración de un tóxico ambiental, pueden responder de manera diferente. Los factores genéticos son los responsables de modificar la respuesta del organismo ante los diferentes agentes a los que un trabajador puede exponerse, según María José Prieto, responsable del Laboratorio de Toxicología Laboral y Forense de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.

Este grupo de investigaicón ha descubierto que el gen CYP2E1, una enzima de metabolización encargada de detoxicar muchas sustancias, responde peor a la exposición del Estireno en alrededor de un 10% de los trabajadores caucásicos. Este neurotóxico, al transformarse en el organismo, tiene propiedades mutagénicas y genotóxicas, que lo hacen sospechoso de provocar cáncer.

El Departamento de Medicina Legal y Forense de la UMH se ha centrado en analizar las áreas de producción más comunes de la provincia de Alicante, como las industrias del mármol y los astilleros. El laboratorio recomienda a las empresas que realicen estudios genéticos en los programas de vigilancia de la salud que se realizan anualmente, iniciativa que se va implantando poco apoco en los diferentes sectores. Esta acción es muy necesaria, según la directora del proyecto, ya que  “no todas las personas pueden considerarse estándar respecto a los valores ambientales”.

El equipo de investigación resalta la importancia de obtener muestras de sangre o de mucosa bucal en los exámenes sanitarios para medir y determinar si tienen alguna variante genética que pueda hacerles susceptibles, generando una peor respuesta del agente tóxico, pues según Prieto, “no hay un único valor límite para todos”. Si durante el estudio se observa que el trabajador presenta una vulnerabilidad alta al disolvente, el equipo de investigación recomienda extremar las precauciones y tener una vigilancia especial durante los controles periódicos.

Dolores Cardona