La inteligencia emocional en menores
El Día Universal del Niño pretende llamar la atención acerca de los menores más desfavorecidos, dar a conocer los derechos de la infancia y concienciar a la sociedad de la importancia de trabajar por su bienestar y correcto desarrollo. El 20 de noviembre de 1989 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño. El texto de la ONU reconoce a los niños y las niñas como agentes sociales y titulares activos de sus propios derechos. Entre las necesidades de los más pequeños, se encuentra su bienestar emocional, un aspecto que se debe trabajar desde el hogar pero, también, desde las instituciones. La profesora del Área de Psicología Evolutiva y de la Educación Cordelia Estévez aborda la importancia de la educación en inteligencia emocional en este artículo de opinión:
La inteligencia emocional en menores
En 1996 Daniel Goleman definió la Inteligencia Emocional como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en nuestras relaciones”. Desde entonces, se ha utilizado este concepto como herramienta para comprender los diferentes procesos sociales, laborales o evolutivos que el tradicional concepto de Cociente Intelectual no ha podido explicar.
Aspectos como la capacidad para identificar y regular nuestras emociones y las de los que nos rodean, la habilidad para controlar la forma en la que las expresamos y la capacidad para motivarse uno mismo forman parte de los pilares claves de la Inteligencia emocional ; esto nos ayuda a entender por que las destrezas puramente cognitivas en ocasiones son insuficientes para resolver con éxito los problemas cotidianos ya que en múltiples ocasiones la razón cede el control de nuestra conducta a la emoción .
Al igual que las habilidades relacionadas con el intelecto, como el cálculo, la memoria o los idiomas, las relacionadas con las emociones se aprenden a lo largo de la infancia y se entrenan en las experiencias de la vida diaria. Por ello, educar en IE a los niños se convierte en un aspecto fundamental de su desarrollo, ya que, favoreciendo dimensiones como la personalidad, la autorregulación emocional, la motivación y el esfuerzo, mejoramos su desempeño escolar y social.
Ya en 2002, la UNESCO puso en marcha una iniciativa mundial para impulsar programas de aprendizaje emocional, pero son pocos los países que han hecho suya esta inquietud acerca de educar a sus niños mas allá de las materias clásicas y profundizar en la gestión de la emociones. Seguimos más preocupados por la cantidad de conocimientos y habilidades que puedan aprender nuestros hijos que en enseñarles a ser felices con los conocimientos que adquieren. Confiemos en que PIXAR consiga este año lo que la UNESCO hace 10 no pudo.
Nunca es tarde para pararnos y mirar hacia dentro buscando aspectos de esa otra inteligencia que todos tenemos y que podemos cultivar, Esto sin duda mejorará no solo nuestro funcionamiento social y laboral, sino también nos ayudará a ser más felices.