Juan Pablo Juárez: “Nuestro sistema de pensiones se basa en la solidaridad intergeneracional”

Cada 1 de mayo se celebra Día el Internacional del Trabajador. El origen de este día conmemorativo se remonta al año 1886, cuando unos obreros de Chicago (EEUU) se agruparon para defender y reivindicar la jornada laboral de ocho horas. Desde su establecimiento, históricamente se ha empleado esta fecha para llevar a cabo diferentes manifestaciones sindicales donde se reclama una mejora de empleos, salarios y pensiones, entre otras cuestiones.

El profesor de Economía la UMH, Juan Pablo Juárez Mulero, explica la actual base de pensiones del sistema español y por qué se cuestiona la sostenibilidad de este sistema, en una entrevista para UMH Sapiens.

Según datos del Banco de España, el gasto en pensiones pasó de suponer el 7,6% del Producto Interior Bruto en 2008 al 10,5% en 2017. Para el profesor de Estudios Económicos y Financieros de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de ElcheJuan Pablo Juárez Mulero, si se quiere entender de forma global la problemática en torno a la sostenibilidad del actual sistema de pensiones, lo más importante es tener en cuenta que está basado en la solidaridad entre generaciones. El profesor lo explica de la siguiente manera: “El trabajador actual está cotizando no para pagar su propia pensión en el futuro, sino para sufragar la pensión de los jubilados del momento, igual que las generaciones anteriores pagaron la de sus mayores”. El economista, que ha publicado varios artículos de investigación en torno a la macroeconomía, la estructura productiva y al mercado laboral, opina que la pregunta principal es si el sistema podrá sostenerse a medio plazo, en un momento en el que la población está envejeciendo y la incorporación al mercado laboral de los jóvenes es cada vez más tardía.

Pregunta: ¿Cuál es la base del sistema de pensiones español?

Respuesta: Casi todos los sistemas de pensiones de la Unión Europea comparten la misma filosofía solidaria, donde unas generaciones activas laboralmente pagan la pensión de sus abuelos, quienes ya estuvieron pagando en su momento la de sus mayores. La cuestión está en recordar que mientras una persona está trabajando, genera un derecho a cobrar una pensión en el futuro, pero el dinero que vaya a recibir en ese futuro no es el que ha aportado, sino el que esté generando la población activa en ese momento.

“Cotizamos menos periodo, aportamos durante un periodo menor para estar cobrando durante más tiempo. Esto no es sostenible”, explica el profesor Juárez Mulero

P: Teniendo esto en cuenta, la pregunta que mucha gente se hace es: “¿Va a haber dinero para mi pensión llegado el momento?”

R: Para esa pregunta no hay respuesta. Pero si seguimos como hasta ahora, lo previsible es que no haya dinero para mantener el sistema de pensiones tal y como existe. Ya sé que escuchar esto da un poco de vértigo, pero es así. El sistema de pensiones estaba concebido para unas determinadas circunstancias y ahora la casuística es muy diferente. La esperanza de vida hace tres décadas era de 74 años y ahora es de 84. Antes había que pagar pensiones para una media por persona de 10 años y ahora hay que pagar para una media de 19-20 años, es decir, para el doble. Además, antes la gente empezaba a trabajar muy pronto y tenía una vida laboral muy extensa, de 40-45 años. Ahora empezamos a trabajar mucho más tarde y queremos jubilarnos a la misma edad. Por lo tanto, se acorta, no solo la vida laboral, sino también el periodo de cotización. En resumen: cotizamos menos periodo, aportamos durante un periodo menor para estar cobrando durante más tiempo. Esto no es sostenible.

P: El porcentaje de población de 65 años y más, que actualmente se sitúa en el 19,2% del total de la población, pasará a ser del 25,2% en 2033, según el Instituto Nacional de Estadística. Por lo tanto, la solución que más resuena es la de aumentar los años de jubilación, aunque tampoco hay consenso al respecto.

R: Hay que tener en cuenta que hace 50 años, una persona que llegaba a los 65 estaba más cansada y tenía, seguramente, más achaques que le impedían enfrentarse adecuadamente a su vida laboral. Sin embargo, hoy en día, una persona de 65 años goza, por lo general, de un buen estado de salud y tiene todavía mucha vitalidad para poder desempeñar su trabajo adecuadamente, siempre hablando en términos generales. Por lo tanto, no parece descabellado aumentar la edad de jubilación a los 70 años. Además, la población que se están incorporando ahora al mercado laboral no va a tener más remedio que jubilarse a los 70 o a los 75 años, puesto que de lo contrario no van a sumar el mínimo de años cotizados que se requiere para cobrar la pensión. Como verás, el problema de la sostenibilidad del sistema de pensiones no se puede concebir de forma aislada, son muchas las variables que intervienen en la ecuación: el envejecimiento de la población; baja tasa de natalidad; incorporación al trabajo tardía…

 P: ¿Se vislumbran otras medidas menos traumáticas?

R: Hay más opciones, sí. Analizando el sistema de pensiones, por una parte, tenemos las pensiones contributivas: el trabajador genera un derecho para que en un futuro le corresponda una pensión. Y, por otra parte, están las pensiones no contributivas. Estas últimas engloban, por ejemplo, las prestaciones de las que se benefician las personas por estar en riesgo de pobreza o los complementos para llegar a la pensión mínima y se fundamentan no en un derecho, sino en la solidaridad hacia aquellos que se ven en una situación desfavorecida. Situaciones ante las que el país tiene que actuar y que son una cuestión que tiene que ver con el conjunto de la sociedad y no solo con la población activa. Y por este motivo, desde mi punto de vista, deberían pasar a depender de una partida diferente a la de la Seguridad Social y estar a cargo, o bien de unos impuestos específicos o pasar a incluirse en los presupuestos generales, en un apartado concreto que las recoja y ampare. De esta manera, el gasto que experimentaría la bolsa de la Seguridad Social sería mucho menor y más sostenible.

P: ¿Pero entonces corremos el riesgo de que no estén aseguradas? Puede que al depender de los presupuestos peligre su existencia.

R: Es cierto que los presupuestos varían todos los años, pero esto se puede solucionar con una ley orgánica que asegure que una partida de los presupuestos generales va a estar destinada a cubrir estas necesidades solidarias.

P: En definitiva, la solución que usted propone sería repensar la filosofía de los distintos tipos de contribuciones y ayudas.

R: Sí, creo que esto hace mucha falta. Y considero que es necesario modificar la estructura productiva, pero este es un cambio profundo y muy complicado de llevar a cabo. Además de que debe plantearse a largo plazo y con el objetivo de incrementar la productividad. Pero esto no es compatible con salarios mínimos de 700 euros. Harían falta sueldos mayores. Y esto está, a su vez, relacionado con otras variables, como una mayor inversión en I+D+i, algo que no se contempla.

P: Los jóvenes tardan en encontrar un puesto de trabajo y cuando lo consiguen se enfrentan a estos sueldos mínimos.

R: Esto es, en buena parte, responsabilidad de las empresas. No todas, pero sí hay empresas que están contratando a personas jóvenes para despedirlas a los seis meses e incorporar a otras. Es un gran error. La que está perdiendo es la propia empresa porque no está fidelizando a sus trabajadores. Así como tenemos todos en cuenta la importancia de fidelizar a los clientes, también debemos dar importancia a la fidelización de los trabajadores. Tienen que estar contentos, porque solo así se esforzarán por hacer bien su trabajo, lo que repercutirá positivamente en la productividad de la organización.

P: ¿Y qué hacemos con la falta de trabajo?

R: No hay trabajo, pero tal y como yo lo veo otro de los problemas graves en este sentido es que en España hay mucha economía sumergida. Un tema del que no se habla. Sin contar con datos, porque además es muy complicado tener datos sobre el dinero y el empleo que mueve en la actualidad la economía sumergida, me atrevo a decir que en un país con un paro del 20%, lo extraño es que no haya una revolución. Y eso, según como yo lo veo, es porque hay una importante economía sumergida que es la que en buena medida sustenta al país.

P: ¿Y a qué se debe la existencia de esta preocupante economía sumergida?

R: Desconozco el motivo. Quizá sea porque hemos aprendido culturalmente que aquel que no se aprovecha cuando tiene la oportunidad es que es tonto. Y no me refiero al sistema educativo, sino a lo que se respira en la sociedad. La gente se queja de que paga muchos impuestos y del uso que se hace de determinados impuestos, que habría que pensar si es así o no, pero esta es otra cuestión. Desde mi punto de vista, si un negocio se tiene que sostener por el engaño, es que realmente no es un buen negocio.

P: Y desde su experiencia como docente, ¿cómo afecta este panorama de incertidumbre a las nuevas generaciones? ¿Percibe preocupación por el tema de las pensiones?

R: ¿Cómo va a ser la máxima preocupación de los jóvenes el tema de las pensiones si para ellos el problema es tener trabajo ahora? Es lógico que lo urgente para ellos sea conseguir un trabajo para poder independizarse y vivir de manera autónoma.

Juárez Mulero:“Si un negocio se tiene que sostener por el engaño, es que realmente no es un buen negocio”

P: ¿Hay algún modelo al que debamos aspirar para dar con una solución que nos permita ver la luz al final del túnel?

R: Si analizamos las diferentes tendencias, por ejemplo, en Estados Unidos no hay un sistema público de pensiones, es una fórmula diferente y apoyada por mucha gente. No debemos caer en el error de pensar que nuestro sistema solidario es el pensamiento dominante. Por otro lado, está el caso de algunos países nórdicos que sí apuestan por un sistema solidario y que además es sostenible. En estos casos creo que juega un papel muy importante la existencia de una mayor disciplina fiscal, que es otra variable importante a tener en cuenta.

P: ¿Y usted por qué apuesta?

R: Por la solidaridad. En términos generales, no creo que se esté planteando en Europa ir hacia la privatización, pero sí se está tendiendo hacia una reducción de las pensiones públicas. Se pretende resolver el problema de las pensiones de forma aislada y esto no es posible, hay que tener en cuenta todas las variables. Aunque pensar con un enfoque global resulte complicado, hay que intentarlo. No es un tema exclusivo de aumentar los años, aunque sea una variable importante, la cuestión está en repensar el sistema en su conjunto y aportar soluciones a largo plazo.

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