El protector solar es insuficiente para combatir la aparición de melanomas
Un estudio en el que ha participado la investigadora del centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Berta López Sánchez-Laorden, revela que los filtros presentes en los protectores solares no ofrecen una completa protección cutánea frente a la formación de melanomas. Para demostrar este hallazgo se reprodujeron las condiciones de una exposición solar: lámparas con radiación Ultravioleta A y Ultravioleta B en dosis similares a las que llegan a la superficie terrestre.
Para desarrollar el trabajo, se han estudiado ratones con una mutación en BRAF –una proteína que está mutada en, aproximadamente, el 50% de los melanomas cutáneos y cerca de un 80% de los lunares, que es un porcentaje muy elevado-. “Es el tipo de mutación más abundante en melanomas”, aclara la experta. Estas mutaciones, que son somáticas y aparecen tras el nacimiento, no tienen una huella de radiación ultravioleta, es decir, no hay evidencias de que se produzcan por la acción de este tipo de rayos solares. Sin embargo, la acción solar sí que coopera con BRAF para desarrollar melanomas. Los primeros resultados del estudio mostraron que la radiación ultravioleta causaba daño celular en las partes más superficiales de la piel y cambios en p-53, que es un supresor tumoral que se encarga de detectar cuándo se producen daños en el ADN y, además, es el gen que repara los daños causados por la radiación ultravioleta. También el número de tumores aumentaba ante una exposición más prolongada.
Una segunda parte del estudio consistió en la secuenciación del genoma de los tumores formados. Los resultados concluyeron que los tumores de animales que no habían sido expuestos a luz ultravioleta no tenían mutaciones en p-53, sin embargo, en aquellos que habían sido expuestos a la radiación, este fenómeno se producía en un 40% de los casos. “La radiación ultravioleta, por tanto, está mutando p-53 para que no repare los daños. Y este dato no se conocía hasta el momento”, puntualiza Berta López.
Para proporcionarle una mayor solidez a la investigación se hizo el mismo experimento aplicando protector solar –según las indicaciones habituales- a una parte del ratón, mientras que la otra mitad se cubría con una tela. Los resultados mostraron que en la parte cubierta no se produjo ningún melanoma; mientras que en la parte que había sido untada con protector solar se reducía el número de melanomas, pero seguían apareciendo. Sin embargo, los daños cutáneos –rojeces, alteraciones del colágeno de la piel, etc.- eran nulos. Por tanto, es necesario el uso de crema solar pero con medidas adicionales como el uso de gorros o camisetas. “Nosotros queremos transmitir a la gente que no son invencibles por llevar protector solar”, enfatiza la investigadora de la UMH.
También se recomienda un especial cuidado con los niños. “Uno de los mayores grupos de riesgo de producción de melanomas cutáneos son los episodios de quemaduras solares en la infancia”, explica Berta López. Estas quemaduras dejan huella, pues quien más se ha quemado en la infancia, junto con el tipo de piel y el número de nevus o lunares, tiene mayor predisposición a desarrollar melanomas.
Lorena Santos