El pato más amenazado de Europa

Vídeo explicativo sobre las amenazas y el estado de conservación de las poblaciones de cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris) en la península Ibérica, especie declarada en Situación Crítica en 2018. Este proyecto de investigación ha sido realizado por la Universidad Miguel Hernández con el apoyo y la colaboración de la Generalitat Valenciana y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.


Este es ave es una cerceta pardilla y es una de las especies más amenazadas de la Península Ibérica. Desde 1950, sus poblaciones han sufrido un dramático descenso, pasando de ser relativamente abundante en varios humedales mediterráneos a estar declarada en situación crítica en 2018. El hondo y las marismas del Guadalquivir son los principales enclaves donde todavía encontramos las escasas parejas reproductoras de esta anátida. La principal causa de este declive ha sido la destrucción y degradación de los humedales que habita, pero también se ha visto afectada por varios episodios de mortalidad masiva causados por enfermedades como el botulismo, relacionados con la mala calidad del agua, y por la caza.

La situación de la especie es especialmente preocupante. Desde finales de los 90, las administraciones estatal y autonómica han realizado numerosas acciones dirigidas a recuperar sus poblaciones, como la protección legal de sus hábitats, la restauración de humedales degradados o incluso la construcción de nuevas charcas adecuadas para su reproducción. Paralelamente, desde el año 2001, gracias al desarrollo de un programa de cría en cautividad, se han liberado más de 1.500 ejemplares, 1.200 en las marismas del Guadalquivir y 300 en El Hondo.

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Sin embargo, a pesar de todos estos esfuerzos, la cerceta pardilla mantiene su tendencia negativa. Centrémonos en la población del Hondo. Los censos periódicos realizados desde 1997 muestran cómo, a pesar de la continua liberación de individuos criados en cautividad, sobre todo a partir del año 2013, su población ha seguido sin recuperarse. ¿Qué estaba pasando? ¿Es posible que estuviéramos obviando ciertos aspectos de la biología de la especie? Con el fin de evaluar las posibles causas que condicionan el éxito de las aves criadas en cautividad y mejorar el conocimiento general de la especie, en el año 2018 se inició un nuevo estudio liberando 27 ejemplares marcados con emisores GPS.

Los resultados están siendo reveladores. Analicemos con detalle cuatro individuos cruzaron el Mediterráneo hasta Argelia para pasar el invierno, evidenciando que las amenazas presentes en esta zona pueden también estar afectando la efectividad de las acciones de conservación de el Hondo. También pudimos determinar con exactitud las siguientes causas de mortalidad: un individuo muerto por colisión con tendido eléctrico, tres individuos muertos por depredación natural y dos individuos muertos por disparo en coto de caza.

Pero estos dos ejemplares pueden ser solamente la punta del iceberg. En el Hondo, la caza de aves acuáticas tiene una gran tradición. La temporada de caza comienza normalmente a mediados de octubre y se prolonga hasta mediados de febrero del año siguiente, coincidiendo plenamente con la presencia de gran cantidad de cercetas pardillas, incluyendo un buen número de ejemplares juveniles nacidos en ese mismo año. A pesar de no poder asegurar con exactitud la causa de la muerte de diecisiete de los individuos marcados, tres emisores fueron hallados dentro de cotos sin rastro de los ejemplares que los portaban.

Catorce emisores cesaron su actividad tras el inicio de la temporada de caza. Estos datos sugieren la pérdida de un mínimo del 25% de ejemplares debido a una causa de mortalidad no natural como es la caza. Es una contradicción invertir en acciones de conservación y no controlar de forma efectiva el impacto de esta actividad sobre una especie declarada en situación crítica. Por ello, consideramos que al menos estas tres medidas deben implantarse de forma inmediata. Retrasar el inicio de la temporada de caza para dar más tiempo a los ejemplares a iniciar su migración o dispersión.

Suprimir la caza antes y después de la puesta de sol y así reducir los errores de identificación durante las tiradas y aumentar la vigilancia sobre la actividad cinegética, tanto legal como ilegal. Más adelante, también habrá que evaluar en qué medida nuestra población depende del estado de conservación de los humedales que utilizan el norte de África y de las amenazas que allí encuentra. Pero eso es otra historia.


Transcripción del vídeo editado por investigadores del Área de Ecología de la UMH.

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