El Proyecto BRAIN y la Neurotecnología
Artículo de opinión del profesor de la UMH Eduardo Fernández Jover
Recientemente el presidente norteamericano Barack Obama ha presentado el proyecto de Investigación Cerebral mediante la Mejora de Neurotecnologías Innovadoras (BRAIN, por sus siglas en inglés) que pretende avanzar en el conocimiento de la estructura y funcionamiento del cerebro humano y desarrollar nuevas tecnologías para interaccionar con el mismo. El proyecto, que inevitablemente evoca el Proyecto del Genoma Humano, necesitará miles de millones de fondos de investigación y la cooperación de muchas universidades, centros de investigación, empresas, fundaciones privadas y de varias agencias del Gobierno de Estados Unidos. Para empezar, el presidente Obama ha solicitado al Congreso Americano la aprobación de una partida de 100 millones de dólares que sirvan como punto de partida a esta iniciativa. El objetivo es aprovechar la creciente base de conocimiento de la neurología, las neurociencias, la genética, la física, la ingeniería, la informática, las nanociencias, la química y las matemáticas así como otros avances de las últimas décadas, para catalizar un esfuerzo multidisciplinar de un alcance sin precedentes.
Uno de los 15 científicos que participan en el Comité de Expertos de este proyecto respaldado por Obama, es el profesor Richard Normann, que el pasado año fue investido como Doctor Honoris Causa por la Universidad Miguel Hernández de Elche. El Dr. Normann ha dedicado la mayor parte de su trabajo al estudio de la neurofisiología de la visión y al diseño y desarrollo de microdispositivos electrónicos capaces de captar las señales cerebrales. Estos dispositivos están empezando a demostrar su utilidad para recuperar o reemplazar parcialmente algunas funciones cerebrales y gracias a estas investigaciones se han iniciado ya en Estados Unidos los primeros ensayos clínicos para probar su utilidad en diferentes tipos de pacientes.
No debemos olvidar que las enfermedades y accidentes que causan daños en el sistema nervioso suelen tener dramáticas consecuencias, como desgraciadamente lo saben muy bien las personas que las padecen y sus familiares.
No debemos olvidar que las enfermedades y accidentes que causan daños en el sistema nervioso suelen tener dramáticas consecuencias, como desgraciadamente lo saben muy bien las personas que las padecen y sus familiares. Una de las principales razones es que la regeneración nerviosa y el restablecimiento de las conexiones sinápticas adecuadas no es posible en la mayor parte de los casos. Ello hace que en la actualidad se estén realizando grandes esfuerzos para el desarrollo de dispositivos capaces de interaccionar con el sistema nervioso y restablecer, al menos parcialmente, las funciones perdidas. Esto es exactamente lo que hacen las prótesis auditivas o los nuevos métodos que se están empezando a utilizar en el tratamiento del dolor crónico, de la enfermedad de Parkinson, de patologías motoras y en algunos tipos de epilepsia. Además en los últimos 5-10 años, algunos grupos de investigación están explorando la posibilidad de registrar, mediante electrodos intracerebrales, la actividad de la corteza motora cerebral en enfermos con parálisis severas y utilizar esta información para controlar directamente dispositivos externos, mientras que otros están dirigiendo sus esfuerzos a utilizar una tecnología similar para ayudar por ejemplo a personas ciegas a mejorar su movilidad e incluso de una forma más ambiciosa a percibir el entorno que les rodea y orientarse en él.
Todos estos dispositivos podrían representar un gran avance en la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas por estas patologías y abren todo un mundo de posibilidades para los enfermos que permanecen incomunicados o incapacitados a causa de lesiones del sistema nervioso, deficiencias sensoriales o incluso ausencia de miembros. Sin embargo, esta es una investigación muy compleja y costosa, que requiere invertir todos los medios humanos y materiales necesarios para enfrentarse, con garantías de éxito, a este gran desafío.
Dicen los entendidos que una de las claves para que los EE UU sean una potencia económica, científica y tecnológica está en su clara apuesta por elevar sustancialmente el nivel de inversión en ciencia y tecnología. Es indudable, como ya se reconoce en todo el mundo, que la investigación es un claro motor de la economía, sin embargo en varios países como el nuestro estamos asistiendo a grandes recortes en todas estas partidas y retrocediendo a niveles de inversión de principios de siglo. Afortunadamente en otros, como Estados Unidos, parece ser que lo tienen más claro y apuestan claramente por la investigación. Esta inversión está empezando a dar sus primeros frutos y gracias a estas investigaciones pioneras se han podido crear y consolidar varias empresas que se están ya en fase de expansión internacional y apuestan decididamente por estás tecnologías.
Invertir es ciencia y en neurotecnología es por tanto el mejor plan de jubilación para nosotros y la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos.
En los próximos años, los avances en el conocimiento de muchas enfermedades neurológicas y en diferentes disciplinas como la medicina, las neurociencias, la ingeniería, la genética o los biomateriales, permitirán diseñar nuevas formas de prevenir y tratar estas enfermedades. Sin embargo las terapias genéticas y farmacológicas no podrán evitar muchos daños debidos a accidentes y probablemente no serán capaces de solucionar todos los problemas degenerativos y los derivados del envejecimiento. Los avances en neurotecnología son por tanto una necesidad para el futuro y pueden llegar a representar una opción terapéutica esencial para mejorar la calidad de vida de muchas personas. En este contexto el Proyecto BRAIN y otros esfuerzos similares como el Proyecto Europeo Human Brain Project (ProyectoCerebro Humano), dirigido por el profesor Henry Markram de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) en el que participan 15 países Europeos, entre ellos España, podrían ayudar a desarrollar nuevas tecnologías que hoy en día son inimaginables. La comprensión y el apoyo de la sociedad a estas investigaciones multidisciplinares es también fundamental para el desarrollo de estas tecnologías. Invertir es ciencia y en neurotecnología es por tanto el mejor plan de jubilación para nosotros y la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos.