Cerrar el círculo de la economía para salvar el planeta

En el marco de la Semana Cultural de Salesas, la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas ha invitado al profesor Valentín Molina Moreno, experto en economía circular, a hablar de este nuevo modelo económico que pretende reducir tanto el uso de materias primas como el volumen de residuos. ¿La economía circular es la última opción para la sostenibilidad del planeta? ¿Se trata de una oportunidad de negocio? El profesor Antonio José Verdú Jover, del área de Organización de Empresas de la Universidad Miguel Hernández (UMH), ha organizado la ponencia como parte de una Jornada de “Empresas y evolución profesional” dirigida a estudiantes del ámbito de las Ciencias Sociales y Jurídicas.


Valentín Molina Moreno es profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada. Su labor investigadora se centra, entre otros aspectos, en la economía circular. Además, vive personalmente comprometido con la sostenibilidad. No empezó su carrera investigadora en el mundo de la economía circular pero le sedujo la idea de un modelo económico que permitía el desarrollo sostenible y que, además, es un área de estudio transversal en constante evolución. Según explica el experto, el estudio de la economía circular y sostenible es un esfuerzo conjunto de la ingeniería, las ciencias económicas, el estudio antropológico y social, el diseño de producto, la estrategia geopolítica…

Uno de los sectores en los que la Unión Europea (UE) está impulsando la aplicación de la economía circular es la industria de defensa. Según un estudio del profesor Molina, la transición de la industria de defensa hacia modelos de producción más sostenibles es inevitable. La economía circular haría a las empresas de defensa más competitivas y les permitiría sobrevivir en el medio y largo plazo. A pesar de que algunas de estas emrpresas avanzan en el sentido de la sostenibilidad, el profesor Molina concluye que desde la Administración se deben plantear estrategias específicas para este fin como el desarrollo de un plan de transición hacia la economía circular para el sector.

Economía circular vs. economía lineal

El modelo tradicional de la economía lineal está basado en la extracción de materiales, la fabricación de productos, su consumo y desecho. Al final de la cadena, los productos pierden todo valor económico. En un modelo de economía circular, los materiales de los  productos descartados adquieren un alto valor. Por lo tanto, el modelo circular minimiza las pérdidas materiales y económicas al reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y también los productos ya fabricados. 

Reducir, reutilizar y reciclar como la única opción

Muchos estudios apuntan a que el metabolismo de la humanidad, en su conjunto, no es sostenible. Es decir, gastamos más recursos naturales de los que se regeneran. Sirva de ejemplo que, si bien en la Unión Europea de los 27 vive el 7,5% de la población mundial, utilizamos el 12,4% de las materias primas. Según los expertos, este dato no solo es indicativo de una mala distribución de la riqueza. También, apunta a que seguimos derrochando recursos vírgenes sin tener en cuenta las consecuencias. Como modelo alternativo, la economía circular propone reducir el uso de materiales vírgenes y también la generación de desechos. Un ciclo cerrado en el que se aprovechan los productos ya procesados para no exprimir los recursos naturales. Este modelo económico podría ser la clave para alcanzar un desarrollo sostenible.

Fuente: europarl.europa.eu
La economía utiliza materiales extraídos localmente o importados. Estos materiales se procesan para obtener energía (por ejemplo, combustibles fósiles y alimentos) y materiales. Los materiales se pueden consumir rápidamente (por ejemplo, envases, periódicos o baterías) o mantenerse durante más tiempo en existencias de materiales (por ejemplo, productos electrónicos, muebles, edificios e infraestructura). Una vez que se descartan los productos de corta duración y se consumen las existencias de materiales, se convierten en desechos y pueden reciclarse. Después de ser utilizados como fuente de energía o de descartar por completo un producto fabricado, los materiales abandonan la economía como emisiones y desechos.

Algunos estudios estiman que el mundo genera más de 60 billones de toneladas de materias primas cada año (solo en la Unión Europea son 7,7 billones de toneladas o gigatoneladas). Globalmente, un 44% de materias primas se destina a la generación de energía y un 50% se destina a la fabricación de otros materiales. En total, solo un 37% de materia prima se recicla o se desecha de forma biodegradable. Esto significa, según las estimaciones de los expertos, que solo el 6% de la economía global es circular (el 37% si se tiene en cuenta toda la producción de biomasa, pero esta cifra es problemática porque no toda la biomasa va a entrar en los ciclos metabólicos naturales). En el caso de la Unión Europea, sólo 13% de los materiales procesados proviene de la economía circular.

Para la Unión de los 27, el reto es hacer frente al crecimiento. Las reservas de materiales crecen anualmente en la UE, incluso se espera  que se dupliquen entre 2010 y 2030. Esto significa que, aunque reciclásemos el 100% de los materiales que utilizamos, seguiríamos necesitando explotar los recursos naturales para abastecernos. 

Aunque el reciclaje es un aspecto esencial de la economía circular, no puede ser la única estrategia para cerrar el ciclo. Muchos de los materiales que se extraen son de larga duración (como los materiales de construcción) lo que significa que no van a reintroducirse en el ciclo hasta muchos años después. Por lo tanto, la comunidad científica indica que es imperativo construir con materiales ecológicos. Lo mismo ocurre con las materias primas destinadas a la generación de energía. En particular, las que se utilizan para generar combustibles fósiles. Solo un 2% de las mismas se pueden reciclar (los destinados a la producción de plásticos). Esto significa que no es suficiente con la filosofía del “aprovecharlo todo”. La transición a energías renovables es imprescindible para lograr una economía circular y sostenible. 

¿Cómo se logra una economía circular?

La Green Alliance propone un nuevo modo de gestión para las materias primas y actualizar los estándares de calidad en la fabricación de productos. Por ejemplo, que se incentiven la durabilidad, la posibilidad de reparación y el reciclado de los objetos que se fabrican. También sugieren un sistema de recompensas para los consumidores y así asegurar que la mayoría de productos se devuelven a la cadena de reciclaje. Según indica esta fundación, algunos recursos naturales esenciales para la población a los que no prestamos atención podrían agotarse pronto con la mala gestión actual. Por ejemplo, el fósforo. Los fertilizantes fosfatados son la base de la agricultura a gran escala. Esta fundación advierte de que en el año 2050 hará falta alimentar a casi diez billones de personas. Sin un acceso garantizado al fósforo, la producción agrícola entrará en crisis y no habrá suficiente alimento para todo el mundo. Se desconocen las reservas actuales de este material: unos estudios afirman que hay suficiente para los próximos 300 años; otros, que la producción máxima se alcanzará en 2033 y a partir de entonces será un recurso escaso. La propuesta de la Green Alliance es utilizar los residuos fecales de las ciudades como fuente de fósforo en la agricultura para no agotar las reservas naturales. 

¿A quién ayuda la economía circular?

El modelo de la economía circular sirve para cumplir objetivos de sostenibilidad a nivel local, nacional y global. En principio, sería beneficioso para todo el mundo. Sirva como indicador que muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible  (ODS) se benefician directa e indirectamente de la economía circular. Según se ha estudiado, los modelos de negocio y prácticas de la economía circular contribuyen directamente a conseguir 21 de los objetivos e indirectamente a otros 28. La economía circular influye sobre todo en el ODS 6 (Agua limpia y saneamientos), el 7 (Energía limpia y accesible), el 8 (Trabajo decente y crecimiento económico) 12 (Producción y consumo responsable) y 15 (Vida de ecosistemas terrestres).

Según el Parlamento Europeo, medidas como la prevención de residuos, el diseño ecológico y la reutilización podrían generar ahorros netos de 600.000 millones de euros, o un 8% del volumen de negocios anual, para las empresas de la UE, al tiempo que reducirían las emisiones totales anuales de gases de efecto invernadero entre un 2 y un 4%. Asimismo, estiman que avanzar hacia una economía más circular podría generar beneficios como reducir la presión sobre el medio ambiente, mejorar la seguridad de suministro de materias primas, más competitividad, innovación, crecimiento y empleo. El organismo europeo concluye que la economía circular también puede proporcionar a los consumidores productos más duraderos e innovadores que brinden ahorros monetarios y una mayor calidad de vida, por ejemplo, si los teléfonos móviles fuesen más fáciles de desmontar el coste de volverlo a fabricar podría reducirse a la mitad.

¿El paso a la economía circular significa priorizar el medio ambiente a costa de los beneficios?

La economía circular no se plantea como alternativa al capitalismo o al mercado libre.  De hecho, un estudio de la Ellen MacArthur Foundation realizado en 2015 estima que la economía circular generaría un beneficio anual de 1,8 trillones de euros en 2030. Al mismo tiempo, reduciría el gasto en materias primas 600 billones de euros y mejoraría la productividad anualmente un 3%. Como contrapartida, otros estudios apuntan a que este incremento de la producción reduciría los precios debido al exceso de oferta y el margen de beneficios sería menor. Lo llaman el “efecto rebote” de la economía circular. Esto haría la nueva estrategia menos atractiva para el sector privado. 

La economía circular empieza en el diseño: el caso de los televisores LCD /// Algunos pensarán que una estrategia basada en reutilizar y reciclar las cosas es “reinventar la rueda”. Pero la economía circular es mucho más que eso. El proceso debe empezar antes de que el producto llegue al hogar de los consumidores, incluso antes de que arranque la cadena de montaje. La economía circular empieza en el diseño. Tomaremos como ejemplo un objeto cotidiano, los televisores. En Europa, 25.000 televisores acaban en el vertedero cada año. ¿Por qué? Los televisores de pantalla plana (LCD) no están bien diseñados para el reciclaje. Por una parte, la diversidad de tamaños y configuraciones dificultan el desmontado y hacen casi imposible la reutilización de piezas; además, las pantallas suelen contener mercurio, un material peligroso que no siempre se etiqueta en el producto; otro de sus componentes, el cristal líquido, podría recuperarse pero los fabricantes no suelen especificar su composición; además, un televisor puede contener distintos tipos de adhesivos que necesitan distintos disolventes, con lo que el desmontado se dificulta todavía más; y, en el aspecto puramente económico, algunos de los materiales escasos que contienen los televisores, como el indio, tienen un precio bajo en el mercado por lo que recuperarlos se considera pérdidas. En el diseño sostenible, se fomenta el “desmontaje activo” de los productos. Los adhesivos se sustituyen por amarres con memoria de forma que aseguran o sueltan los componentes cuando son expuestos a distintas temperaturas. También, se propone el uso de códigos de barras inteligentes que incluyan la composición exacta de los productos, de manera que se pueda identificar fácilmente si contienen elementos tóxicos o cómo hay que manipularlos para su reutilización y reciclaje.

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