¿Cómo es un laboratorio sostenible?

Sostenibilidad es avanzar teniendo en cuenta el impacto de nuestras acciones en el medio ambiente y actuando en consecuencia­. Es permitir el desarrollo en el presente sin comprometer las necesidades del futuro. De la misma manera que una empresa papelera sostenible planta dos árboles por cada uno que tala, o que una ciudad se expande teniendo en cuenta los ecosistemas a su alrededor y los recursos energéticos disponibles, los laboratorios de investigación deben guiarse por prácticas que anulen – o incluso reviertan- el impacto ambiental. Los laboratorios de investigación, deben producir un desarrollo (científico) sostenible.

Pero, ¿cómo es un laboratorio sostenible? La Oficina Ambiental de la Universidad Miguel Hernández de Elche participó, con instituciones de 14 países, en la elaboración de una Guía de Prácticas Ambientalmente Sostenibles en Laboratorios. Esta guía es resultado de una puesta en común de un gran número de laboratorios sobre sus rutinas de trabajo y el debate entre todos ellos, promovido por Ecvetlab y con el apoyo del programa Erasmus+ de la Comisión Europea. Con ella, los técnicos de laboratorio pueden aprender a conservar los recursos naturales, mejorar la eficiencia de sus lugares de trabajo, y proteger a las personas y el entorno de riesgos químicos y biológicos.

Claro, que para todo hay grados. Porque hay “buenas prácticas” pero también “mejores prácticas” para la sostenibilidad ambiental. Por ejemplo, es una “buena práctica” para la gestión de la energía programar un apagado automático del equipamiento del laboratorio cuando no va a estar en uso. Pero es “mejor práctica” utilizar equipamiento de alta eficiencia energética. Con la primera opción, no derrochamos energía. Con la segunda, invertimos en un consumo optimizado.

Campana de gases en un laboratorio.

Algunas de las recomendaciones de esta guía buenamente podrían servir para cualquier hogar o espacio público. Sin embargo, los laboratorios de investigación suelen tener necesidades técnicas particulares, que requieren medidas de conservación ambiental específicas. Por ejemplo, es habitual encontrar en un laboratorio campanas de gases, una especie de vitrina de trabajo que se utiliza para limitar la exposición de los usuarios a sustancias nocivas (algo parecido a la campana extractora de una cocina). El flujo de aire de la campana y el tipo de filtro que se usa para su ventilación es muy importante para mantener el ambiente del laboratorio libre de contaminantes. Además de su correcto uso, una “mejor práctica” sería analizar muestras del aire en el exterior del laboratorio para comprobar que los filtros de la campana funcionan y no llegan al exterior sustancias contaminantes como fluoruro de hidrógeno, cloruro de hidrógeno, dióxido de azufre o compuestos orgánicos volátiles.

El compromiso con el medio ambiente debe estar presente en todos los aspectos de nuestras vidas. También en nuestro trabajo; incluso en la aspiraciones de nuestra sociedad, como avanzar en la investigación y en el conocimiento científico. Sostenibilidad es investigar hoy, para poder seguir investigando mañana.

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