La estrecha unión entre cerebro y deporte

Una investigación de la UMH prueba que una sesión de actividad física mejora la función cognitiva

El director del Centro de Investigador del Deporte (CID) de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, Eduardo Cervelló, junto con otros investigadores, ha desarrollado un proyecto estratégico en el que se demuestra que una sola sesión de actividad física mejora la función cognitiva. El estudio profundiza en cómo el deporte afecta a adolescentes y jóvenes para mejorar todo el conjunto de habilidades que sirven para desenvolverse en el entorno, ya que en esa edad se está construyendo la arquitectura cerebral.

Cervelló explica que la función cognitiva está relacionada “con la memoria, la atención, la capacidad de inhibir estímulos o la capacidad de seleccionar información relevante”. En el aspecto práctico, el experto ejemplifica que la función cognitiva ayuda a interpretar el plano de un metro o a realizar operaciones matemáticas.

La investigación realizada por los profesores de la UMH estudia cómo diferentes intensidades en la práctica de actividad física pueden tener distintas incidencias en la función cognitiva de los jóvenes. El director del CID cuenta que han demostrado que si se aumenta la intensidad de la actividad física aguda manteniendo la duración estable, de 20 a 30 minutos, la función cognitiva mejora justo después de la sesión. “Preparamos sesiones de actividad física a los jóvenes con intensidades ligeras, moderadas o vigorosas, medidas con acelerómetro, y analizamos algunas funciones cognitivas antes y después de realizarlas”, explica Cervelló.

Ya hay estudios publicados que muestran que una sola sesión de actividad física aumenta el nivel de factores neurotróficos en sangre. Estos factores son muy importantes porque son los responsables de que células madre indiferenciadas que se encuentran en nuestro cerebro se conviertan en neuronas. Otra consecuencia de la práctica de actividad física en la función cognitiva a medio y largo plazo es la mejora de  la angiogénesis, un proceso mediante el cual el cerebro crea nuevos vasos que hacen que esas neuronas tengan una mejor oxigenación y una mejor llegada de nutrientes. Esto genera un entorno más favorable para que las neuronas se asocien unas con otras, lo que se conoce como plasticidad neuronal. Estas asociaciones mejoran la eficacia en la función cognitiva.

Eduardo Cervelló cuenta que lo que ahora están investigando es cómo la función cognitiva mejora según la aplicación de distintas intensidades de ejercicio. Los resultados obtenidos muestran que la función cognitiva asociada a la capacidad de evitar interferencias en la selección de estímulos mejoró en mayor medida en el grupo de adolescentes que realizaron una sesión de actividad física vigorosa, frente a los que realizaron una sesión ligera. Además, los investigadores aseguran que no se debe preparar sesiones de más de 20 o 30 minutos si lo que se busca es mejorar la capacidad cognitiva, porque el agotamiento empeora los resultados.

Quizá se deba practicar ejercicio antes de la clase de matemáticas, señala Cervelló

Eduardo Cervelló considera que la incidencia del estudio que han realizado puede estar, por ejemplo, en el apartado educativo: “Quizás la clase de educación física deba realizarse antes de la clase de matemáticas”. El experto cree que, a primera hora de la mañana, los estudiantes pueden estar menos receptivos a problemas matemáticos y que, de esta manera, estarían cognitivamente más predispuestos. El efecto de la actividad física alcanza su máximo grado entre cinco y quince minutos posteriores a la finalización.

Sin embargo, el investigador señala que estas condiciones no se están teniendo en cuenta en los colegios o en los institutos. “Se valoran los objetivos biológicos y psicosociales asociados a la práctica del deporte, pero los aspectos cognitivos también deberían ser tomados en cuenta en la programación de las clases, a tenor de lo que se está publicando en las revistas científicas”, apunta el profesor. No obstante, el experto matiza que estas investigaciones son todavía muy recientes.

Los jóvenes que practican deporte obtienen mejores resultados académicos. Es una premisa demostrada, asegura Cervelló. El investigador recalca que los adolescentes que tienen un  mejor nivel de condición física son los que mejor rendimiento académico tienen y que los buenos estudiantes que hacen deporte son mejores que los buenos estudiantes que no lo hacen.

La manera más aceptada para calibrar el nivel de la condición física es el consumo de oxígeno. “Reúne factores que tienen que ver con la genética y con el estilo de vida, como fumar, la alimentación o la actividad física”, explica el profesor de la UMH. Además, otra forma para medir la condición física es la capacidad de fuerza de una persona. “La gente que tiene un menor nivel de fuerza y menor capacidad de consumir oxígeno tiene menor capacidad de resistir enfermedades en el futuro”, asegura Cervelló.

Se ha demostrado que la actividad física no solo afecta a la parte biológica o afectiva, sino también a la mental. Cervelló considera que “además, psicológicamente, la gente que hace deporte es más feliz”. En el caso de las personas mayores, las que son más activas mantienen intactas las funciones cognitivas y la práctica de actividad física continuada hace que la puedan conservar. Hoy en día, es imposible separar los beneficios que el deporte tiene para el cuerpo y la mente.

 

Marcos García

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