Alfonso Lag: “La investigación debe contemplar la conservación de los recursos naturales, no sólo el beneficio económico”
El doctor en Ciencias Ambientales por la UMH ha basado su tesis en la utilización de lodos de depuradora para producir cardo con fines energéticos
Utilizar el cardo (Cynara cardunculus) como biocombustible y, a su vez, mejorar su producción y las propiedades del suelo al emplear un residuo transformado en recurso. Este ha sido el objeto de la investigación del doctor Alfonso José Lag Brotons, licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche. El trabajo ha permitido comprobar que el uso de compost como fertilizante orgánico, obtenido de la depuración de las aguas residuales, aumenta la productividad de esta especie y mejora las propiedades del suelo.
La investigación se ha podido llevar a cabo en el campo durante tres años, gracias a la colaboración de agricultores ilicitanos, de San Felipe Neri, Algorós y de la Estación Agraria Experimental de Elche. Además, se han realizado experimentos controlados en las instalaciones del campus de Elche de la UMH.
Los usos humanos del suelo pueden favorecer su degradación. Pero, además, en el sureste peninsular, esta situación se agudiza debido a las características del entorno, entre las que destaca el clima mediterráneo. “La peor consecuencia de esta situación es la pérdida irreversible del suelo, un recurso fundamental y de muy difícil recuperación”, explica Lag.
El estudio que ha llevado a cabo Alfonso Lag en el Departamento de Agroquímica y Medio Ambiente, relaciona aspectos como la reutilización de los lodos que se generan por los procesos de tratamiento de aguas residuales, tras un proceso de compostaje, y la mejora de los suelos mediante la dosificación adecuada de estos biosólidos. Además, el investigador ha abordado diferentes aspectos relacionados con el cultivo del cardo, que pueden contribuir a la sostenibilidad energética de la zona, tanto en la obtención de biocombustibles sólidos como líquidos, a partir de la biomasa producida.
Los profesores del Área de Edafología y Química Agrícola de la Universidad Ignacio Gómez Lucas y José Navarro Pedreño han dirigido la tesis. Este proyecto se enmarca dentro de las líneas de investigación del programa de doctorado de la UMH en “Medio Ambiente y Sostenibilidad”, que hace hincapié en la utilización de subproductos y, en especial, en los lodos de depuradora desde su compostaje a su aplicación para la recuperación del medio natural y la agricultura.
¿Por qué el cardo?
Cynara cardunculuses una especie adaptada y naturalizada a los ambientes mediterráneos: al clima, a las condiciones del suelo y a la disponibilidad de agua. Los cultivos energéticos deben cumplir algunos requisitos como contar con un crecimiento rápido y ser capaces de producir una buena cantidad de biomasa -tallos, hojas, inflorescencias, semillas-. El cardo reúne las condiciones para poder crecer de forma óptima porque apenas requiere fertilización y riego, algo muy positivo dada la baja disponibilidad de agua de la zona. Otro factor importante es la resistencia a la salinidad, que condiciona el crecimiento vegetal en esta zona, ya que los suelos y el agua pueden producir estrés salino. El cardo es capaz de resistirlo, por tanto es una especie óptima para la producción de biomasa en este lugar. En función de las condiciones locales o regionales se debe escoger la especie empleada.
¿Qué beneficio aportan los lodos?
El suelo es la matriz sobre la que crece la planta y de la que se nutre. Por un lado, el lodo aporta nutrientes a la planta y, de manera indirecta, mejora las condiciones del suelo: la cantidad de materia orgánica, la capacidad de aireación o de retener el agua. Como los lodos no son homogéneos en cada región, ya que dependen de varios factores como el proceso de depuración, el tipo de agua o los tratamientos posteriores -como el compostaje- debe adecuarse su uso a las características del suelo y a su requerimiento de nitrógeno y fósforo, por ejemplo.
Y, para comprobarlo, desarrolló varios experimentos.
En este caso, los lodos se generaron en la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Aspe, que cuenta con una planta de compostaje anexa. Una vez allí, se mezclan con otros materiales que favorecen el proceso de compostaje. Alrededor de 40 días después se obtuvo el compost utilizado, un material mucho más estable biológicamente. Realizamos 4 experimentos: dos de ellos en invernadero, para ver el crecimiento del cardo con riego salino y empleando compost como sustrato de semilleros; otros 2 en campo, para determinar la dosificación óptima. La motivación de todos los experimentos fue obtener una respuesta real, práctica.
¿La investigación se puede aplicar y es rentable?
Eso depende de muchos factores. Primero, de la zona y sus particularidades. El cultivo se debe adecuar al suelo y al clima. Además, depende de efectos económicos y administrativos. Se debe valorar con qué tipo de fuentes energéticas se cuenta en la zona, su precio de mercado, si se dispone de herramientas gubernamentales. Sobre todo, debemos preguntarnos si el objetivo único es obtener un retorno económico o si se quiere tener en cuenta factores ambientales.
¿Se trata de crear sensibilidad ambiental?
Puede que una iniciativa de este tipo no sea rentable económicamente para una empresa, pero existen planes de conservación de nuestros recursos. Por supuesto, se debe considerar las condiciones locales y no se puede aplicar la misma solución siempre. Lo importante es que este tipo de experiencias se consideren a nivel administrativo y sean una alternativa posible. Como mínimo, para mantener y proteger los recursos de los que disponemos. Plantar cardos en un suelo degradado y aplicar compost para su mantenimiento, puede ayudar a protegerlo. Con la aplicación de un residuo revalorizado y una inversión económica mínima, se puede mantener un bien que, si se destruye, nunca recuperaremos.
Belén Pardos