El último Ciencia con Tapas muestra en directo la actividad cerebral de una joven violinista

El profesor de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche Eduardo Fernández Jover, que pertenece al Grupo de Investigación en Neuroingeniería Biomédica (NBIO) del Instituto de Bioingeniería de la UMH, explicó a los asistentes al último Ciencia con Tapas los avances en la investigación en torno al cerebro, momentos antes de registrar la actividad cerebral de una joven violinista del Conservatorio de Alicante. La joven contaba con un casco de electrodos capaz de registrar los impulsos eléctricos, lo que permitió a los asistentes presenciar en vivo, a través de un software específico, cómo a medida que la artista tocaba el instrumento, se teñían de color rojo ciertas zonas cerebrales debido al registro de la actividad eléctrica, mientras otras permanecían en color azul (sin actividad cerebral).

Bajo el título “Una conversación con el cerebro: ¿Podemos hablar su lenguaje?”, Fernández Jover expuso que en el campo de la Neurología es habitual registrar cómo responden las neuronas a los diferentes estímulos. En concreto, el profesor explicó que cuando en investigaciones previas analizaron los registros de esta actividad se dieron cuenta de que el patrón era muy similar al de una anotación musical, lo que les permitió llevar a cabo el experimento de conocer cómo sonaba. El público congregado en la Fnac de Alicante disfrutó por unos segundos de una agradable melodía, fruto de este experimento, en el que el compositor había sido un cerebro.

Por su parte, la investigadora María Dolores Grima Murcia, que también pertenece al NBIO, explicó los hallazgos alcanzados en su tesis doctoral, centrada en el estudio de las emociones. Partiendo de que las emociones negativas se registran en el parte frontal derecha del cerebro y que las positivas despiertan el frontal del lado izquierdo, Grima observó que las emociones con carga negativa en adultos cuentan con una mayor intensidad que las positivas. Sin embargo, cuando llevó a cabo este mismo experimento con niños, las emociones positivas registraron una intensidad mucho mayor. A juicio de la investigadora, esto se debe a que en los adultos, el sentido de la supervivencia está más desarrollado y de ahí que se muestren más alerta ante las emociones que reflejan un peligro o miedo.

La Jornada corrió a cargo del Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria de Elche (IDiBE) de la Universidad Miguel Hernández (UMH). Esta actividad, que en cada ocasión se centra en un tema diferente de interés científico y social, se enmarca dentro del Aula Urbana de la UMH, impulsada por el Servicio de Comunicación, dependiente del Vicerrectorado de Relaciones Institucionales, y por el Vicerrectorado de Cultura y Extensión Universitaria.

 

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