Deportes sin adjetivos, el primer club para el fomento de la actividad física de las personas con discapacidad de Elche
Imagine que juega en un equipo de fútbol y tiene que marcar el penalti que decidirá el resultado de su partido más importante. Y, ahora, añádale una dificultad: la ceguera. Piense qué pasaría si tuviese que practicar un deporte a través del cuerpo de un auxiliar, indicándole lo que tiene que hacer en cada momento, porque padece una severa dolencia física, sensorial o intelectual.
Antonio Pardo actúa como guía y apoyo de las personas discapacitadas cuando practican deporte. Es estudiante de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CAFD) en la Universidad Miguel Hernández (UMH) y el fundador de ‘Deportes Sin Adjetivos’, el primer club dedicado a fomentar el deporte adaptado en Elche. Su objetivo es que, cada día, más personas con discapacidad realicen ejercicio físico. De momento practican voleibol y boccia, un juego similar a la petanca que fue diseñado para gimnastas con deficiencias en las extremidades, aunque la idea es competir en más disciplinas dentro de unos meses.
‘Deportes Sin Adjetivos’ recibe el apoyo y asesoramiento de Javier Martínez Fernández-Aceytuno, uno de los atletas con discapacidad más laureados en España. Fernández-Aceytuno padece una parálisis cerebral, sin embargo, su enfermedad no le impidió ganar en 2010 la medalla de oro en el campeonato español de boccia.
“Una persona discapacitada que realiza actividad física puede ser más autónoma y tendrá mejores relaciones sociales”, explica el profesor de la UMH Raúl Reina, quien fue nombrado el pasado abril Clasificador Internacional de Atletismo por el Comité Paralímpico Internacional. Reina cree que es un error poner “sombras protectoras” a una persona con alteraciones sensoriomotoras, “porque no se va a sentir competente”. “Se trata de buscar aquellas actividades para las que la persona no tenga una limitación”, añade, “y para ello son necesarias iniciativas como ‘Deportes Sin Adjetivos”.
Antonio Pardo se lamenta por la falta de apoyo económico de las instituciones. “Muchas veces entrenamos en la calle porque no tenemos medios para transportar a las personas con parálisis cerebral”, afirma. Por su parte, Javier Fernández-Aceytuno denuncia que “muchos deportistas no pueden participar en los campeonatos nacionales porque ni siquiera pueden costearse el desplazamiento”. En este sentido Raúl Reina recuerda que el material necesario para las actividades adaptadas es muy caro: “Una silla de ruedas barata para jugar a baloncesto puede costar 2.500 euros, y a veces la tecnología puede marcar la diferencia en tus resultados”.
Mientras hablan, Antonio Pardo y Raúl Reina señalan su frente con el dedo índice con gesto reflexivo, una expresión que demuestra que sus vivencias les han llevado a la misma conclusión. Una a la que Javier Fernández-Aceytuno también ha llegado: “Los peores obstáculos son los que están en la mente del que mira a los discapacitados como si fuesen personas diferentes”. La mejor forma de eliminar barreras es trabajar duro cada día. No importa que se avance andando o empujando las ruedas de una silla.
Cristian Ramón Marín