La aniridia, ausencia total o parcial del iris, y un posible tratamiento

Hablamos con la catedrática de fisiología de la UMH Juana Gallar, experta en neurobiología ocular y líder del proyecto de Restore Vision. Este consorcio de investigación europeo ha identificado siete enfermedades raras que afectan al ojo y a la visión, como la aniridia, y se propone avanzar en sus tratamientos.

La aniridia, tal como cuenta Juana Gallar, “es como tener una ventana con un cristal esmerilado que sabes si es de día o no es de día, pero eres incapaz de distinguir lo que está al otro lado del cristal”. Por ello, el consorcio del que la UMH forma parte plantea un tratamiento con el objetivo de disminuir o intentar devolver la transparencia en la vista.

¿Qué es la aniridia?

La aniridia puede suceder por herencia genética, por mutación esporádica durante el desarrollo embrionario, por un traumatismo o debido a una complicación quirúrgica. En cualquier caso, se trata de una enfermedad rara: afecta a una de cada ochenta mil personas, lo cual complica su estudio ya que se destinan menos fondos a la investigación de patologías que sufren una minoría de personas y el desarrollo de tratamientos farmacológicos es menos atractivo para la industria, que ve menor potencial de retorno de su inversión.

Todavía no existen tratamientos que engloben todos los síntomas de la aniridia ni de ninguna de las otras enfermedades raras que se van a estudiar. Actualmente, el procedimiento durante la infancia es estimular precozmente la visión. Más tarde, se tratan las alteraciones asociadas. Con lentes, se puede limitar el deslumbramiento y la fotofobia. Solo en casos de aniridia parcial, serían una opción la cirugía y el implante de iris artificiales. “Lamentablemente, la aniridia no se puede prevenir, por lo que centramos todo el esfuerzo en encontrar tratamientos asequibles para mejorar la vida de las personas que viven sin iris”, explica la investigadora de la UMH.

El proyecto RESTORE VISION, financiado dentro del programa Horizon Europe, une a comunidades científicas, médicas, empresariales y sociales en un esfuerzo común. “Nuestro papel desde el Instituto de Neurociencias se centrará en evaluar el efecto de tratamientos tópicos para la regeneración corneal, primero en identificar dianas terapéuticas en células de pacientes y realizar estudios preclínicos para, más tarde, realizar ensayos clínicos”, detalla la catedrática de la UMH y, también, investigadora del proyecto Mª Carmen Acosta. Finalizado el proceso, el consorcio se encargará de establecer protocolos de tratamiento y de realizar recomendaciones legislativas para garantizar un acceso rápido y eficiente a los avances médicos relacionados con las enfermedades raras del ojo.

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