De la pluma al pincel
José María Valverde y Jesús Úbeda son estudiantes de segundo curso de la Facultad de Bellas Artes de la UMH. Se conocieron en la prueba de acceso a la universidad y desde el principio conectaron profesionalmente. Por su amor a la poesía y ante la inquietud de hacer una exposición conjunta, decidieron rendir tributo al poeta Miguel Hernández en una exposición que mezcla la poesía con la pintura, donde esta última representa los sentimientos que transmiten los versos.
La exposición, que se compone de veinte obras, busca transmitir al público los sentimientos más profundos del poeta representados por los ojos de dos jóvenes pintores. Esta colección, que se ampliará a lo largo del todo este año, ha sido expuesta en Finestrat y Altea; próximamente se expondrá en Alfaz del Pi y en Orihuela.
Jesús Úbeda se identifica con Miguel Hernández por tres motivos: su pasión por el trabajo; su amor y protección por sus seres queridos y por su sencillez. Su abuelo era pastor, lo que le hizo desde pequeño “un apasionado del campo”, tema habitual en sus poesías. El candor con el que trataba sus versos, unido a la complejidad, lo relacionan fuertemente con él, incitándole sin esfuerzo a la creación artística cada vez que lee su obra.
En El espejo me mira, observo Úbeda ha querido transmitir los versos del poema El sudor que expresa el entusiasmo por el trabajo, en su aspecto más positivo, íntimo y satisfactorio. Úbeda ha querido pintar su propio reflejo en el espejo, mientras que Miguel Hernández plasmaba su alma ante el papel.
En su pintura Rayuela, Úbeda pinta la inocencia de su hermana y su propia preocupación hacia ella. Es una persona frágil, inocente, que juega suspendida en la vida (entre dos números en este caso) sin saber lo que le acontecerá. Los colores representan la tierra y la pureza con la que el artista identifica al poeta.
La tercera obra, Llora también el pistillo es un culto a la naturaleza y al amor basada en el poema Umbrío por la pena. Aunque Miguel Hernández dedica este poema a su esposa, Úbeda representa “la soledad con que algunas bellas flores se encuentran en la naturaleza”.
Una perspectiva muy diferente es la que le ha otorgado J. M. Valverde. Su cuadro Pena refleja los lamentos y sufrimientos de alguien desesperado en su soledad. Personas que por distintos motivos están donde no quieren estar y no pueden salir, viven su día a día fatigados y bajo la sombra de un futuro igual o peor si es que lo hay.
Valverde se emociona con su obra Bajo tierra, basada en el poema que Miguel Hernández le dedica a su hijo cuando muere. A pesar de ser una obra abstracta ha recibido críticas muy positivas, ya que consigue que el espectador se traslade bajo tierra.
En la pintura Amarillo sobre el suelo, Valverde saca su lado más tierno para plasmar los versos del poema Me tiraste un limón. Este tema alegre, vivo y gracioso casi puede leerse a través de las pinceladas del artista, quien refleja ese limón en el suelo, un suelo sencillo, con una luz pura y directa que representa la vivacidad de un amor joven.
Lorena Santos Maestre