Secuelas del maltrato en la infancia

La investigación del farmacólogo Jorge Manzanares revela que los jóvenes que han sufrido abuso presentan una mayor tendencia a consumir alcohol

Hoy concluye el X Congreso de Estudiantes de Farmacia que ha reunido durante tres días a alrededor de 300 estudiantes de toda España en el campus de Sant Joan d’Alacant de la UMH. La organización explica que para mejorar el conocimiento de los estudiantes acerca de las perspectivas de empleo, se ha organizado una mesa redonda de salidas profesionales y otra de farmacia en la actualidad. De esta forma, los futuros farmacéuticos han podido conocer más ámbitos en los que su perfil puede encajar. Entre ellos el de la investigación, como la que realiza el profesor de la UMH Jorge Manzanares en materia de neurobiología.

La Organización Mundial de la Salud expone que “aproximadamente un 20% de las mujeres y un 10% de los hombres manifiestan haber sufrido abusos sexuales en la infancia, mientras que un 23% de las personas de ambos sexos mencionan haber recibido maltratos físicos cuando eran niños”. En un proyecto conjunto con el profesor de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid Gabriel Rubio, Manzanares analiza la tendencia del consumo de alcohol en la adolescencia en aquellos jóvenes que han sufrido maltrato. La investigación, financiada por el Plan Nacional sobre Drogas, ha servido para demostrar que “los adolescentes que han sufrido maltrato en su infancia consumen 30 veces más alcohol que aquellos que no han sido maltratados”, como señala Rubio.

Las vivencias de la infancia son, en muchas ocasiones, causantes de problemas en la adolescencia como por ejemplo trastornos alimenticios, consumo de sustancias tóxicas, depresión, etc. Con este estudio, se pretende explicar lo que les ocurre a los pacientes a partir de modelos animales, en los que se puede concluir qué circuitos cerebrales y qué neurotransmisores estarían implicados en el abuso de alcohol. Gabriel Rubio ha registrado datos de 660 jóvenes, de entre 16 y 18 años, que han sufrido maltrato infantil -físico, sexual, psicológico o carente-afectivo-. Estos datos se han obtenido por tres vías: centros dependientes del Ayuntamiento de Madrid en los que se ayuda a combatir las adicciones, centros de salud mental y centros de salud de atención primaria. “Se ha detectado que más de la mitad de estos jóvenes tienen problemas de abuso de sustancias, aunque no todos lo reconocen”, expone Rubio. También se ha demostrado, tal y como apunta el experto, que “cuanto más grave es el maltrato, físico en hombres y sexual en mujeres, mayor es el consumo de sustancias en la adolescencia”.

 

La investigación ha determinado que cuanto más grave es la agresión, mayor es el consumo de sustancias /LS
La investigación ha determinado que cuanto más grave es la agresión, mayor es el consumo de sustancias /LS

Por su parte, Jorge Manzanares ha analizado el comportamiento de ratones separados de la madre en el periodo postnatal. A partir del día 9 se separa a las crías -machos y hembras- de la madre durante unas horas y después se vuelven a juntar para, posteriormente, comprobar si esa separación ha creado algún rasgo de conducta especial. Manzanares expone que los resultados muestran una mayor tendencia de los machos a la ansiedad y la depresión, mientras que en las hembras es menos común. “No se observan trastornos cognitivos, aunque sí atencionales”, puntualiza el experto. “Después, en la adolescencia, hemos sometido a algunos de los animales a estrés y a todos ellos les enseñamos cómo auto administrarse etanol, principal componente de las bebidas alcohólicas, para comprobar sus reacciones, sus tendencias y los cambios que se producen en el cerebro en cada una de las situaciones”, explica el farmacólogo.

Las pruebas muestran 3 tipos de cambios a nivel cerebral, tal y como expone Jorge Manzanares, uno tiene que ver con la regulación de los procesos de estrés, donde se produce una alteración en el sistema Hipotálamo Hipófisis Adrenal que es la vía del estrés; otro con la incapacidad de las células para regenerarse, los llamados procesos de neurogénesis; y un tercero muestra que los animales adolescentes que han sufrido estrés postnatal tienen menor número neuronas y, además, tienen el transmisor dopamina, responsable de las apetencias, alterado. La última alteración mencionada se ha estudiado en humanos a través de la observación del comportamiento ante determinadas imágenes. “Conectamos unos electrodos a la cabeza de los pacientes para analizar la actividad cerebral cuando les mostramos diferentes imágenes”, explica el psiquiatra.

Las fotografías combinaban escenas donde aparecía alcohol o drogas, escenas o acciones positivas, imágenes aversivas e imágenes neutras. Se observa que las personas que han sufrido maltrato en la infancia -sean o no consumidores de alcohol- tienen una percepción del riesgo y de lo aversivo más moderada que la media, puesto que minimizan el peligro. Además, ven muy apetecibles las imágenes relacionadas con drogas o alcohol. “Esto pone de manifiesto la necesidad de rediseñar el tratamiento para personas alcohólicas o con algún tipo de trastorno depresivo que han sido maltratadas en su infancia”, puntualiza Gabriel Rubio. En muchas ocasiones, los investigadores hacen hincapié en la parte negativa de consumir drogas o alcohol, sin embargo, los pacientes no valoran las situaciones negativas del mismo modo. Por tanto, tal y como expone el psiquiatra: “El próximo proyecto será diseñar estrategias de actuación para que los pacientes aprendan a valorar las situaciones de riesgo en un contexto apropiado a su vida cotidiana”.

“El alcohol es la droga más consumida en el mundo, la más nociva y tóxica y, además, es legal; también es la que produce una mayor desestructuración”, explica Manzanares. Se pretende reducir el abanico de causas que empujan a las personas a su consumo. El objetivo final del estudio es obtener estrategias de prevención y seleccionar un posible tratamiento farmacológico y psicoterapéutico para los pacientes.

 

Lorena Santos Maestre

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