El Centro Crimina acoge un taller sobre el perfil criminológico y los delincuentes seriales

La elaboración de un perfil criminológico y el estudio de la escena de un crimen constituyen una de las áreas criminológicas más populares, en gran parte gracias a las series de televisión sobre investigación criminal, cada vez más numerosas. “Se tiende a pensar, por el efecto de algunas series y películas, que con el CSI ya está todo solucionado”, asegura el investigador del Centro Crimina y presidente de la Federación de Asociaciones de Criminólogos de España (FACE), Francisco Bernabéu Ayela. El Centro Crimina para el Estudio y Prevención de la Delincuencia de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche ha acogido el “II Taller Práctico sobre la Técnica del Perfil Criminológico y Delincuentes Seriales”, presentado por el director de Crimina, Fernando Miró, en el que los asistentes han obtenido algunos conocimientos básicos sobre estos métodos de investigación.

En muchas ocasiones, los datos proporcionados por la policía científica no resultan suficientes y es necesaria la labor del criminólogo. “Los criminalistas trabajan intentando asociar huellas, datos, ADN… Nosotros intentamos encontrar las huellas de conducta en el escenario del crimen con el objetivo de inferir qué clase de persona lo ha podido cometer”, explica Francisco Bernabéu. Mediante el perfil criminológico se pueden determinar las principales características personales, psicológicas y sociales de algunos delincuentes, así como la zona geográfica aproximada en la que viven. “Sobre todo es una labor de análisis de la escena del crimen, de la víctima, del entorno, etc. que se realiza desde un punto de vista distinto al de un criminalista”, afirma la investigadora del Centro Crimina, Zoraida Esteve Bañón.

Durante los dos días que ha durado el taller, los asistentes han podido aproximarse a los instrumentos para la elaboración de un perfil criminológico, conocer determinadas características de algunos delincuentes seriales y diferenciar entre la psicopatía y la psicosis. Un delincuente psicópata sería un delincuente organizado, es decir, responde a una mente fría capaz de calcular cómo va a cometer un crimen. La mayoría de investigaciones demuestran que un psicópata es racional, al contrario que un psicótico, que puede sufrir alucinaciones visuales y auditivas, delirios, etc. “La diferencia es bastante clara, el psicótico es un enfermo mental que no diferencia la realidad de la ficción por lo que no es consciente de los delitos que comete, o sí lo es pero en su realidad. Mientras que el psicópata tiene totalmente claro cuál es la diferencia entre el bien y el mal pero no le importa, tiene falta de empatía, ausencia de remordimientos, etc.”, enfatiza Zoraida Esteve.

La mayoría de delincuentes seriales, como pirómanos o asesinos, sufren psicopatía, aunque algunos pueden ser psicóticos, como el caso de Richard Chase, el vampiro de Sacramento. Richard Chase sufría psicosis, pensaba que sus órganos se convertían en polvo por lo que tenía que beber sangre humana para no morir. “Mataba a gente pero para subsistir, motivado por el terror de esa alucinación y fruto de la esquizofrenia paranoide que padecía”, asegura Zoraida Esteve. Las motivaciones que puede tener un psicópata son distintas, estos cometen delitos con el objetivo de obtener una sensación de dominio, de poder.

Dado que gran parte de los delincuentes seriales responden a una psicopatía, los asistentes también aprendieron cómo determinarla mediante el Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R), un instrumento de referencia a nivel internacional utilizado por criminólogos y psicólogos para elaborar un diagnóstico. El PCL-R es un test basado en 20 ítems y una entrevista semiestructurada, al que se le añade la información disponible sobre el sujeto a evaluar, como su historial delictivo, laboral, etc. para determinar su grado de psicopatía.

Otro de los aspectos de los que se encarga la criminología y que pudieron conocer los alumnos de este taller es el análisis de la simulación de la escena de un crimen, es decir, el escenario de un delito que ha sido modificado por su autor. “Se trata de ver si ha habido una modificación intencionada, de ver si la persona que ha cometido el delito ha modificado la escena para intentar que parezca otro delito”, afirma Francisco Bernabéu. Un ejemplo sería un asesino que modifica el escenario del crimen para que parezca un robo que se ha complicado y ha acabado con la muerte de la víctima.

Son muchos los aspectos a tener en cuenta a la hora de elaborar un perfil criminológico que pueda servir en la investigación policial. Un trabajo complicado si se tiene en cuenta que un criminólogo trabaja con probabilidades y no con certezas. “Pero si conseguimos elaborar un perfil que permita reducir una lista de 2.000 sospechosos a 40, estamos ayudando”, asegura Francisco Bernabéu.

 

MCarmen Alabort

 

 

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