El Banco de Biodiversidad de la Comunidad Valenciana maneja alrededor de 19.000 especies y casi 2 millones de datos georreferenciados

El Banco de Datos de la Biodiversidad de la Comunidad Valenciana (BDBCV) es la mayor plataforma de recopilación de datos actuales sobre la distribución geográfica de las especies silvestres de este territorio. Alberga cerca de dos millones de datos sobre las especies y su distribución. Como explicó el profesor del Área de Biología Aplicada de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche Juan Manuel Pérez, el catálogo tiene como objetivo recopilar datos sobre la gestión asociada a las especies, mediante fichas e información sobre sus categorías legales.

Durante la XI edición de la Semana de la Biodiversidad, que este año acogió por primera vez la UMH, el jefe de servicio de Biodiversidad de la Comunidad Valenciana, Juan Jiménez Pérez, explicó que, en origen, el BDBCV se creó por necesidades internas y para hacer más operativa la manera de evaluar el riesgo que un proyecto podría tener para la fauna y flora de un lugar. El experto apostó por compartir los conocimientos con la sociedad: “La biodiversidad no es algo de especialistas o académicos únicamente, debe estar al alcance de cualquiera”. E hizo hincapié en que la iniciativa no sólo persigue divulgar la información biológica, sino también integrar a la sociedad en la recogida de los datos, lo que actualmente se conoce como “ciencia ciudadana”.  Desde una aplicación para móvil, cualquier usuario puede añadir datos que, posteriormente, pasan distintas comprobaciones para que un experto los valide.

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En esta misma línea, el profesor de la UMH añade que gracias a la iniciativa, los ciudadanos pueden conocer las razones que se toman en la administración a partir de los informes que realizan los distintos investigadores. Además de referencias sobre biodiversidad de la Comunitat Valenciana, el catálogo también ofrece información sobre otras áreas (forestal, vivienda, planteamiento urbanístico, etc.)  “Los expertos necesitan un mapa de riqueza biológica que facilite que la biodiversidad no sea algo inmaterial difícil de medir”, subrayó Pérez.

El criterio para incluir la información debe responder a parámetros de calidad, tanto en la identificación de la especie, como en la localización geográfica precisa. “Que la base de datos esté abierta a todo el mundo en internet permite aumentar la gobernanza en la biodiversidad. Esta aplicación es la más abierta de Europa y proporciona información sobre todas las especies. Cuanta más gente pueda entrar y saber cuáles son las especies más amenazadas, mejor será para todos”, subrayó el jefe del servicio de Biodiversidad durante su estancia en la UMH. Detrás del BDBCV hay un importante trabajo realizado por investigadores de todas las disciplinas biológicas.  Estos expertos, pertenecientes a universidades, centros de investigación, administración autonómica o, incluso, asociaciones naturalistas, tienen como objetivo registrar la presencia y/o la reproducción de las especies en un lugar determinado de la Comunidad Valenciana.

Como explicó el profesor Juan Manuel Pérez, la toma de datos de calidad es un proceso muy laborioso en el que se aplican técnicas específicas, dependiendo de las especies. Por ejemplo, los botánicos realizan sus estudios principalmente mediante muestreos a pie, provistos de una pequeña lupa de bolsillo y pliegos para la toma de muestras. Los especialistas en mamíferos se apoyan en las nuevas tecnologías, como las cámaras de fototrampeo para la detección de las especies más esquivas o aparatos de detección de ultrasonidos para identificar murciélagos. Por su parte, los ictiólogos, estudiosos de los peces, utilizan artes de pesca sin muerte para capturar y estudiar las poblaciones de peces.

Los datos tomados por cada uno de estos equipos se remiten a la oficina de la BDBCV en Valencia, que es la encargada de filtrar la información e incluirla en la base de datos. Este mismo equipo, además, ha realizado un importante trabajo de digitalización de datos e investigaciones precedentes, con el fin de recoger el estado previo de la biodiversidad y, de este modo, poder evaluar en el futuro si se producen cambios en la distribución de las especies.

 

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