Aurora Carbonell: “Los animales son una fuente viva de estímulos, generan motivación y atención”

La Terapia Ocupacional realiza intervenciones asistidas con mascotas para promover la calidad de vida de las personas

El 12 de mayo empezó el V Congreso Internacional de Estudiantes de Terapia Ocupacional (CIETO) de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche. Durante tres días, se han celebrado ponencias y exposiciones, dónde los estudiantes han conocido un poco más las diferentes actividades que puede realizar un terapeuta ocupacional. La profesora del Máster Oficial de Terapia Ocupacional en Neurología: enfoques para un tratamiento clínico de la UMH, presidenta de la Asociación You Can Terapia y coordinadora del servicio de Terapia Ocupacional de la Fundació Mira’m, Aurora Carbonell, ha dado una charla sobre el papel del terapeuta en actividades con perros y los beneficios que aportan a las personas que trabajan con ellos.

Los animales siempre han formado parte de la vida del ser humano con diferentes fines: alimentación, caza, compañía… Y no solo eso, históricamente han sido capaces de motivar, estimular e incluso ayudar en tareas de la vida diaria. En 1953, el psiquiatra Boris M. Levinson sentó las bases de las terapias asistidas con animales. Su perro Jingles escapó y se acercó a un niño que Levinson trataba sin mucho éxito. Desde ese momento, Jingles empezó a trabajar junto a su dueño como coterapeuta. “Los animales son una fuente viva de estímulos, de forma involuntaria generan motivación y atención, imprescindibles para trabajar nuevos aprendizajes o estimular aquellas áreas que los profesionales determinen”, explica Aurora Carbonell.

La Terapia Ocupacional es la ciencia que se ocupa de promover la calidad de vida de las personas mediante actividades de la vida diaria, de educación, de ocio y de juego. Desde hace unas décadas, incluye entre estas acciones con fines terapéuticos las intervenciones con animales. Establece varios enfoques de trabajo con el fin de abordar los problemas que pueden padecer personas con limitaciones físicas, psíquicas, sensoriales o sociales. “En nuestro día a día, nos dedicamos a rehabilitar y/o entrenar aquellas habilidades o capacidades necesarias para que las personas contrarresten sus limitaciones y puedan desenvolverse de forma autónoma”, afirma Aurora Carbonell. El terapeuta ocupacional puede realizar diversos tipos de intervenciones. “No es imprescindible el uso de animales para hacer terapia, pero cuando pruebas a llevarlos como compañeros de trabajo y ves que enriquecen las sesiones de forma notable, prefieres hacerlo en equipo”, asevera Aurora Carbonell.

La profesora trabaja con varios animales: caballos, gatos y perros. Se realizan diferentes sesiones en las que suelen contar con la participación de alguno de ellos. “Tienen un gran potencial para crear vínculo y por ende compromiso por parte de las personas, lo que nos permite indagar en aspectos personales a los que no tendríamos el mismo acceso sin el animal, que les aporta confianza y seguridad desde el primer momento”, explica Carbonell.

Intervenciones con varios tipos de mascotas dirigidas a colectivos de todas las edades. No obstante, hay uno que parece ser el más adecuado para este tipo de trabajo. “Los perros son los que más participan en nuestras sesiones por diferentes motivos: transmiten gran cantidad de afecto, disfrutan del juego y del contacto directo, son capaces de obedecer a cualquier persona, lo que sube la autoestima de los participantes, etc.”, explica Aurora Carbonell. Un buen ejemplo es el programa “Animalades” de la Asociación, en el que acercan estas actividades a colegios de educación especial y de carácter inclusivo para trabajar con niñas y niños con discapacidad física o psíquica. Este tipo de terapias también se realizan con personas que padecen alguna discapacidad social. “Los animales son capaces de cubrir vacíos emocionales en aquellas personas que, de forma puntual o no, padecen soledad o aislamiento, gente que reside en centros de menores, de la tercera edad, penitenciarias o que simplemente tienen carencias socio-afectivas”, explica la experta.

Desde la Terapia Ocupacional se atiende sobre todo a personas que padecen algún tipo de limitación, aunque esto no es exclusivo. Se trata de una ciencia destinada a promover la autonomía personal y la calidad de vida y potenciar la inclusión social de todos. “También solemos realizar sesiones de carácter inclusivo donde tienen cabida personas sin limitaciones funcionales”, afirma Aurora Carbonell. En la Asociación llevan años trabajando con varios programas en colegios ordinarios. “Expressa’t” es un proyecto de intervención destinado a mejorar la expresión plástica, corporal y verbal de los pequeños. Asimismo tiene un programa de animación lectora, “Lladrant Contes”, que no solo acercan a los colegios, sino también a bibliotecas y ludotecas. “Tratamos de fomentar valores que mejoren la calidad humana de los niños y niñas”, señala la terapeuta.

Los profesionales analizan las características de la familia para determinar su estilo de vida y buscan la mascota que, por las características de la raza y las necesidades del usuario, mejor pueda adaptarse. “Nuestra experiencia nos dice que si contemplamos estos aspectos, tanto la familia como su nuevo amigo se habitúan perfectamente y no hay devoluciones ni abandonos”, afirma Aurora Carbonell.

Una de las grandes ventajas de las intervenciones asistidas es el interés y la motivación que despiertan entre los usuarios participantes, tengan la edad que tengan. Un elemento imprescindible para el éxito de la sesión es el control del animal, su educación. Debe ser un acompañante entrenado para esas actividades concretas. “Por supuesto, debe tolerar las peculiaridades de cada usuario, por ejemplo estar acostumbrado a sillas de ruedas, andadores, bombonas de oxígeno, movimientos inesperados, gritos… En definitiva, si se trabaja con un animal se precisa un mayor control de la situación”, asegura Aurora Carbonell.

Una mascota bien entrenada permitirá a los profesionales abarcar un gran abanico de posibles actividades, en las que los participantes se van a implicar. “Se pueden diseñar ejercicios físicos o incluso deportivos, dónde el hecho de llevar un animal de compañero proporciona la predisposición que necesitamos despertar”, explica la terapeuta ocupacional.  Un buen ejemplo es el Agility, un deporte canino, bastante reciente en España, donde el dueño guía al perro por una pista con diferentes obstáculos. “Creemos que las personas con discapacidad tienen derecho a disfrutar del deporte. Esta es una práctica muy divertida donde el perro y su dueño lo pasan genial haciendo deporte y fortalecen su vínculo, además de servir para estar en forma y enseñarle educación básica al can”, afirma Aurora Carbonell.

Con ocho años o con ochenta, con limitaciones funcionales o sin ellas, el hecho de realizar sesiones donde los protagonistas suelen ser animales proporciona alegría, disfrute, motivación e implicación por parte de las personas. Características necesarias para que las sesiones de terapia tengan éxito y ayuden a los participantes.

 

MCarmen Alabort

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